El papa Francisco criticó la "burocracia paralizante que no permite que las cosas cambien"

En medio de un fuerte operativo de seguridad, el Pontífice denunció las consecuencias del “peso de la corrupción”, al oficiar en el Vaticano la misa por la Vigilia de Pascua



El papa Francisco recordó hoy el rostro de madres "que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción" y la burocracia que no "permite cambiar las cosas", en la homilía que pronuncio en la misa de la Vigila Pascual que celebró en la basílica de San Pedro.

En una de las ceremonias más sugestivas y cargadas de simbolismos en la tradición católica, en que se celebra la espera de la Resurrección, Francisco comenzó recordando el dolor y el desánimo de las mujeres que acudieron al sepulcro de Jesús.



"Y si hacemos un esfuerzo con nuestra imaginación, en el rostro de estas mujeres podemos encontrar los rostros de tantas madres y abuelas, el rostro de niños y jóvenes que resisten el peso y el dolor de tanta injusticia inhumana", señaló el pontífice.

"Vemos reflejados en ellas -agrego- el rostro de todos aquellos que caminando por la ciudad sienten el dolor de la miseria, el dolor por la explotación y la trata".

En su homilía también citó "el rostro de aquellos que sufren el desprecio por ser inmigrantes, huérfanos de tierra, de casa, de familia; el rostro de aquellos que su mirada revela soledad y abandono por tener las manos demasiado arrugadas".

Mencionó además el sufrimiento de las madres "que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción, que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante y estéril que no permite que las cosas cambien".

Para Francisco, el dolor y el rostro de esas mujeres son "el rostro de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la dignidad".

El pontífice argentino lamentó que "estamos acostumbrarnos a convivir con el sepulcro, a convivir con la frustración" aunque, dijo, "nuestro corazón sabe que las cosas pueden ser diferentes".

Entonces Francisco habló de la esperanza que trae para los católicos la "Resurrección de Cristo" con la que quiere "hacer saltar todas las barreras que nos encierran en nuestros estériles pesimismos".

Para el papa, la "Resurrección" puede hacernos superar "nuestros calculados mundos conceptuales que nos alejan de la vida, en nuestras obsesionadas búsquedas de seguridad y en desmedidas ambiciones capaces de jugar con la dignidad ajena".

Invitó entonces a los fieles a, cómo hicieron las mujeres que descubrieron el sepulcro vacío, ir a la ciudad, "anunciar la noticia" y dar esperanza.

"Vayamos a todos esos lugares donde parece que el sepulcro ha tenido la última palabra, y donde parece que la muerte ha sido la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo", instó a los fieles.

"Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad", agregó.

Y recordó a los fieles que si no son "capaces de dejar que el Espíritu los conduzca por este camino", entonces "no son cristianos".

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