"El ángel de la muerte" fue trasladado desde el penal de Sierra Chica a San Isidro, donde le harán estudios médicos. Está preso desde 1972.

Carlos Eduardo Robledo Puch, el máximo asesino de la historia criminal argentina que ya lleva 44 años detenido, fue trasladado esta mañana desde la cárcel de Sierra Chica a la Asesoría Pericial de San Isidro para ser sometido a distintos estudios médicos.
Escoltado por una decena de efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense y de la policía provincial, Robledo Puch ingresó al playón de estacionamiento de la sede pericial, en la calle Moreno y Tres de Febrero, hasta donde llegó por disposición de la Cámara de Apelaciones de San Isidro.
La sala primera de la cámara solicitó al servicio penitenciario que traslade al preso para que sea sometido a distintos estudios médicos.
Los camaristas expresaron como recomendación que el traslado se concrete "mediante una comisión especial", el cual fue supervisado por personal judicial.
La “salida” de Puch de la cárcel obedece a una cuestión médica y no a los múltiples pedidos que presentó en los últimos años para que lo autoricen a dejar la prisión.
Una de las últimas solicitudes la presentó en febrero. Por medio de una carta dirigida a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, Puch pidió que se le otorgue un "indulto extraordinario".
“Señora Vidal: He cumplido inexorablemente con todos los plazos legales y cronológicos que la ley estipula desde que fui detenido aquel fatídico jueves 3 de febrero de 1972”, dice el texto manuscrito, al que accedió Clarín. “La presente se ha convertido en una pena que se agotaría con la muerte, siendo que la pena de muerte no cuenta con precedentes en nuestro país; y no sería bueno que justo ahora se estableciera uno porque, señora Vidal, se transformaría en una pena desproporcionada, cruel, inhumana y degradante. Razón por la cual, señora gobernadora de la provincia de Buenos Aires, Robledo Puch está solicitando un indulto extraordinario inmediato”.
En el escrito, Puch le habla a Vidal de sus problemas de salud. Le cuenta que sufre de asma y EPOC y asegura que en la cárcel no recibe el tratamiento adecuado.
Puch, quien permanece alojado en Sierra Chica desde 1977 (antes estuvo 5 años en otras cárceles), pasó toda su vida adulta en prisión. “Ni los nazis condenados a prisión en el juicio de Nüremberg, ni Nelson Mandela en Sudáfrica sufrieron la cárcel a que fui sometido con apenas 20 años recién cumplidos”, dice en su escrito de 20 páginas.
Él asegura que los asesinatos por los que fue condenado los cometió uno de sus cómplices, Jorge Ibañez, y que a él lo inculparon por un supuesto “arreglo” que habría hecho el padre de éste con un juez y un comisario.
Puch fue condenado a reclusión perpetua más la pena accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. Sus abogados reclaman su libertad desde hace unos años, ya que consideran que la sentencia se le debió dar por cumplida a los 35 años de prisión. Sin embargo, ningún juez se la quiere conceder.

Carlos Eduardo Robledo Puch, el máximo asesino de la historia criminal argentina que ya lleva 44 años detenido, fue trasladado esta mañana desde la cárcel de Sierra Chica a la Asesoría Pericial de San Isidro para ser sometido a distintos estudios médicos.
Escoltado por una decena de efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense y de la policía provincial, Robledo Puch ingresó al playón de estacionamiento de la sede pericial, en la calle Moreno y Tres de Febrero, hasta donde llegó por disposición de la Cámara de Apelaciones de San Isidro.
La sala primera de la cámara solicitó al servicio penitenciario que traslade al preso para que sea sometido a distintos estudios médicos.
Los camaristas expresaron como recomendación que el traslado se concrete "mediante una comisión especial", el cual fue supervisado por personal judicial.
La “salida” de Puch de la cárcel obedece a una cuestión médica y no a los múltiples pedidos que presentó en los últimos años para que lo autoricen a dejar la prisión.
Una de las últimas solicitudes la presentó en febrero. Por medio de una carta dirigida a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, Puch pidió que se le otorgue un "indulto extraordinario".
“Señora Vidal: He cumplido inexorablemente con todos los plazos legales y cronológicos que la ley estipula desde que fui detenido aquel fatídico jueves 3 de febrero de 1972”, dice el texto manuscrito, al que accedió Clarín. “La presente se ha convertido en una pena que se agotaría con la muerte, siendo que la pena de muerte no cuenta con precedentes en nuestro país; y no sería bueno que justo ahora se estableciera uno porque, señora Vidal, se transformaría en una pena desproporcionada, cruel, inhumana y degradante. Razón por la cual, señora gobernadora de la provincia de Buenos Aires, Robledo Puch está solicitando un indulto extraordinario inmediato”.
En el escrito, Puch le habla a Vidal de sus problemas de salud. Le cuenta que sufre de asma y EPOC y asegura que en la cárcel no recibe el tratamiento adecuado.
Puch, quien permanece alojado en Sierra Chica desde 1977 (antes estuvo 5 años en otras cárceles), pasó toda su vida adulta en prisión. “Ni los nazis condenados a prisión en el juicio de Nüremberg, ni Nelson Mandela en Sudáfrica sufrieron la cárcel a que fui sometido con apenas 20 años recién cumplidos”, dice en su escrito de 20 páginas.
Él asegura que los asesinatos por los que fue condenado los cometió uno de sus cómplices, Jorge Ibañez, y que a él lo inculparon por un supuesto “arreglo” que habría hecho el padre de éste con un juez y un comisario.
Puch fue condenado a reclusión perpetua más la pena accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. Sus abogados reclaman su libertad desde hace unos años, ya que consideran que la sentencia se le debió dar por cumplida a los 35 años de prisión. Sin embargo, ningún juez se la quiere conceder.
Publicar un comentario