Chicago venció a Vélez y tiene una vida más en el torneo

Con goles de Carrasco y Gagliardi, el conjunto de Mataderos ganó 2-1 el clásico a Vélez y sigue con chances de quedarse en Primera. Amor había puesto en ventaja al local, mientras que la visita terminó con uno menos por la expulsión de Vera.



Vélez, con sus urgencias, recibía a Nueva Chicago, que también tiene las suyas, en el clásico y volvió a perder. Fue 2-1 con goles de Carrasco y Gagliardi, tras comenzar perdiéndolo. El Torito sueña.







Ambos estaban obligados. El local por la presión de su propio público y el mal campeonato, por lo que querían regalar una victoria en un clásico que se había jugado por última vez en 2007. El Torito, en tanto, necesitaba los tres puntos para permitirse seguir soñando con una heróica permanencia en Primera.

Pero de movida el sueño de Chicago parecía esfumarse: tras un centro y una serie de rebotes, Amor terminó metiendo la pelota en el arco de carambola.

Hasta que en el minuto 14 Somoza recuperó un balón en la mitad de la cancha y la pasó hacia atrás, pero lo hizo de manera imprecisa. La pelota le quedó a Carrasco, que definió de tres dedos ante una mala salida de Aguerre. Y las dudas en defensa siguieron para el Fortín, pero el visitante no supo ampliar la ventaja en el primer tiempo.

El complemento también trajo un gol en el comienzo, pero esta vez fue de Chicago. Los de Mataderos fueron hasta el fondo y el centro atrás encontró a Gagliardi, que sólo tuvo que empujarla al fondo del arco.

El clima en Liniers no era el mejor: insultos para los jugadores y sobre todo para el técnico Miguel Ángel Russo, que ni salió del banco para dar indicaciones porque los plateístas se mostraban indignados ante la conducción.

Y llegaron las malas noticias para el visitante: a los 18 minutos vio la segunda amarilla Vera y, por ende, la expulsión. Fue por dos patadas fuertes que concluyeron en dos amonestaciones. De esa falta pudo llegar el gol: Caraglio cabeceó ante la fallida salida de Lanzillota, pero se fue cerca del palo.

El bochorno: sobre los 37 la barra de Vélez se trepó al alambrado, detuvo el partido y colgó una bandera que hacía alusión a su clásico rival. Baliño frenó el encuentro hasta que bajaron el cartel y el juego continuó diez minutos más tarde.

Once minutos de adición y Vélez fue con todo. Lanzillota se convirtió en la figura con una tapada en el último minuto increíble. Ganó Chicago y sueña. Depende de muchos resultados, pero nadie le quita la esperanza si los números dan la mínima posibilidad.




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