La víctima, de 35 años, quedó internada en estado gravísimo. Sus atacantes, que iban en una moto, lo sorprendieron a 150 metros de su casa y escaparon.
Aaron Gonzalo Rodríguez es abogado penalista, tiene 35 años y en la mañana de ayer fue atacado a tiros por dos hombres en moto que actuaron como en un típico ataque de sicarios, a una cuadra y media de su casa, en pleno Flores. El hombre vive junto a su madre, es soltero y anoche agonizaba en el Hospital Alvarez. Los investigadores descartaron la hipótesis del robo y se inclinaban por algún conflicto que haya podido tener por su actividad laboral. Por la tarde, la división Homicidios de la Policía Federal allanó el departamento del hombre buscando pistas.
Todo sucedió alrededor de las 7.30 en avenida Nazca y Bogotá. Rodríguez había salido caminando de su casa, ubicada a tan solo 150 metros de allí, un edificio en Nazca al 200. "El tiene auto, pero aparentemente iba a tomarse el colectivo", contó un vecino. Al llegar a esa esquina y mientras esperaba el semáforo, aparecieron dos hombres en una moto color roja cubriendo sus rostros con cascos. Uno bajó, se le aproximó y le tiró sin temblar. Con la víctima en el piso, le disparó otra vez para asegurarse el objetivo.
El abogado no tuvo ninguna posibilidad de reaccionar. Le dieron dos tiros en la cabeza y otro en el tórax. No hubo gritos, tampoco amenazas. A esa hora, los comercios todavía estaban cerrados y los manteros que suelen desplegarse sobre esa avenida todavía no se habían instalado.
En ese momento, un portero justo estaba bajando del ascensor y alcanzó a escuchar los balazos. Pero al salir a la calle se encontró con Rodríguez ya tirado y desángrandose en la vereda. "El muchacho esperaba para cruzar, vino la moto y sin mediar palabra le metieron cinco o seis tiros. En el tórax y en la cabeza tenía dos disparos, se le notaban bien. Fueron a matarlo directamente", dijo el encargado a C5N.
Fuentes del caso coincidieron en que los atacantes fueron a buscar a Rodríguez para asesinarlo. El abogado fue llevado de urgencia al Hospital Alvarez y anoche seguía allí, muy grave, aunque evaluaban su traslado a una clínica de su obra social.
Aaron Gonzalo Rodríguez es abogado penalista, tiene 35 años y en la mañana de ayer fue atacado a tiros por dos hombres en moto que actuaron como en un típico ataque de sicarios, a una cuadra y media de su casa, en pleno Flores. El hombre vive junto a su madre, es soltero y anoche agonizaba en el Hospital Alvarez. Los investigadores descartaron la hipótesis del robo y se inclinaban por algún conflicto que haya podido tener por su actividad laboral. Por la tarde, la división Homicidios de la Policía Federal allanó el departamento del hombre buscando pistas.
Todo sucedió alrededor de las 7.30 en avenida Nazca y Bogotá. Rodríguez había salido caminando de su casa, ubicada a tan solo 150 metros de allí, un edificio en Nazca al 200. "El tiene auto, pero aparentemente iba a tomarse el colectivo", contó un vecino. Al llegar a esa esquina y mientras esperaba el semáforo, aparecieron dos hombres en una moto color roja cubriendo sus rostros con cascos. Uno bajó, se le aproximó y le tiró sin temblar. Con la víctima en el piso, le disparó otra vez para asegurarse el objetivo.
El abogado no tuvo ninguna posibilidad de reaccionar. Le dieron dos tiros en la cabeza y otro en el tórax. No hubo gritos, tampoco amenazas. A esa hora, los comercios todavía estaban cerrados y los manteros que suelen desplegarse sobre esa avenida todavía no se habían instalado.
En ese momento, un portero justo estaba bajando del ascensor y alcanzó a escuchar los balazos. Pero al salir a la calle se encontró con Rodríguez ya tirado y desángrandose en la vereda. "El muchacho esperaba para cruzar, vino la moto y sin mediar palabra le metieron cinco o seis tiros. En el tórax y en la cabeza tenía dos disparos, se le notaban bien. Fueron a matarlo directamente", dijo el encargado a C5N.
Fuentes del caso coincidieron en que los atacantes fueron a buscar a Rodríguez para asesinarlo. El abogado fue llevado de urgencia al Hospital Alvarez y anoche seguía allí, muy grave, aunque evaluaban su traslado a una clínica de su obra social.
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