López Obrador arrancó su mandato con gestos de austeridad y en DD.HH.

El presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó ayer su gobierno como había prometido: con una reunión con todo el gabinete de seguridad, una conferencia de prensa y la firma de su primer decreto para crear una Comisión de la Verdad que investigue la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014.

La orden presidencial, que el nuevo gobierno considera el “primer paso” para que las víctimas de la violencia tengan acceso a la justicia, establece que la comisión debe comenzar a funcionar en 30 días, contar con la participación de organismos internacionales y de familiares de las víctimas y abrir las puertas para investigar a fondo al ejército, una de las demandas que habían hecho los padres de los desaparecidos y no se había cumplido.

“No se va a ocultar la verdad, no vamos a encubrir a nadie”, aseguró López Obrador. “Les aseguro que no habrá impunidad”, les dijo a los padres a la vez que señaló que su gobierno será respetuoso de la separación de poderes pero “vamos a estar pendientes, no nos vamos a lavar las manos” porque “este es un asunto de Estado”.

La firma del decreto se dio en un escenario inédito: los padres de los desaparecidos estaban delante del secretario de Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval, con las fotos de sus hijos que han llevado en cientos de manifestaciones y al grito de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” en el Palacio Nacional.

Flanqueado por los mandos de las fuerzas armadas y los responsables de Gobernación y Seguridad, López Obrador dijo que el objetivo de las reuniones matutinas de gabinete era tomar el pulso real de la situación de todo el país y garantizar la seguridad. Sobre la lucha contra el narcotráfico, aseguró que no hará “ningún tipo de acuerdo ilegal” con el crimen organizado y señaló que el Ejecutivo tiene muy claro que tiene que “haber una frontera entre autoridades y delincuencia. Cuando ya no hay esa frontera, ya no existe autoridad”. López Obrador dijo el sábado que mantendrá al Ejército en tareas de seguridad y que creará una guardia nacional que será coordinada por los militares, lo que le trajo críticas de defensores de derechos humanos, quienes sostienen que la participación de las fuerzas armadas agrava la violencia. El mandatario arribó al Palacio Nacional en el mismo automóvil compacto blanco que usaba antes de asumir, rechazó la guardia militar utilizada por presidentes anteriores y viajó con una pequeña comitiva de asesores. López Obrador se ha mostrado cercano con la ciudadanía y su primer viaje a Veracruz fue en un vuelo comercial y sin seguridad, mientras se inicia el proceso de venta del avión presidencial para cumplir con la “austeridad republicana”.

López Obrador aseguró también que están garantizadas las inversiones en el nuevo aeropuerto de Ciudad de México, obra valuada en unos 13.000 millones de dólares que canceló tras una consulta popular que registró irregularidades. “No vamos nosotros a incumplir, se va a garantizar la inversión en bonos”, dijo.

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