(Actualiza con protesta en Costa Rica y citas de votantes)
Por Diego Oré y Daina Beth Solomon
7 nov (Reuters) - Los nicaragüenses salían a votar el domingo en unas elecciones generales ampliamente cuestionadas por la comunidad internacional y que, muy probablemente, den el triunfo al actual presidente, Daniel Ortega, quien extendería su mandato, al menos, hasta enero de 2027.
Luego de apresar a una treintena de opositores, incluyendo siete aspirantes a la Presidencia, Ortega allanó el camino para lograr un cuarto mandato consecutivo y alargar su racha como el gobernante vivo con más tiempo en el cargo en América.
Cinco candidatos compiten contra Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Sin embargo, analistas y opositores consideran que se han prestado a lo que denominaron una "farsa" electoral. Lo mismo ocurre con el Congreso -controlado por el oficialismo- que también se renovará.
La jornada electoral, para la que están inscritos casi 4,5 millones de nicaragüenses, arrancó a las 07.00 hora local (1300 GMT). Testigos de Reuters presenciaron filas de ciudadanos para sufragar.
"(Voto) para ratificar el proyecto de los pobres, el proyecto del Frente Sandinista, y para que continúen más victorias para nuestro pueblo, que se lo merece", sostuvo Laura Valdez antes de ejercer su voto en Managua.
Grupos opositores, que han llamado a la abstención, compartían en redes sociales imágenes de calles y centros de votación desiertos. "Nicaragua ya eligió, y nos quedamos en casa", dijo la Unidad Nacional Azul y Blanco.
"Las elecciones de hoy en Nicaragua son una farsa", opinó José Miguel Vivanco, director para las Américas de la ONG Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
"Ortega asumirá su cuarto mandato consecutivo a fuerza de represión, censura y miedo. Es fundamental redoblar la presión internacional para exigir la liberación de los presos políticos y que se restablezca la democracia en Nicaragua", agregó.
En la semana, el gobierno del presidente Joe Biden dijo estar dispuesto a imponer más sanciones contra la administración de Ortega y Murillo. Además, Washington ha iniciado una revisión de la participación de Nicaragua en un acuerdo de libre comercio con Centroamérica (DR-CAFTA).
Ortega, quien ha justificado la ola de arrestos asegurando que los aprehendidos buscan "derribarlo", dijo en junio que las sanciones no lo doblegarían y analistas creen que, a pesar de aislar al país aún más, no redundarían en un cambio de Gobierno, como tampoco ha sucedido en Cuba y Venezuela, donde Occidente ha impuesto gran cantidad de castigos.
En las últimas horas, los dos grupos opositores más grandes -la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco- denunciaron "hostigamiento, vigilancia, amenazas" y detenciones de algunos de sus dirigentes.
En San José, miles de nicaragüenses protestaron contra lo que consideran una elección amañada. En otras ciudades de América y Europa, otros tantos también hicieron sentir su voz.
"Estamos aquí recordando que Ortega y su gente se robaron las elecciones, pero no al país. Aquí está Nicaragua mostrándose viva", aseguró Douglas Montoya, un joven de 19 años que huyó de Nicaragua en 2018 porque, contó, fue amenazado de muerte por apoyar las protestas contra el Gobierno.
¿GOBERNABILIDAD?
Las protestas antigubernamentales de abril de 2018 y la posterior pandemia del coronavirus golpearon fuertemente a la economía de Nicaragua y presionaron, también, la migración hacia Costa Rica y el norte.
Entre 2018 y 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) real del país más grande de Centroamérica retrocedió un acumulado del 8.8%. Entre 2000 y 2017, el PIB había promediado un alza del 3.9% aupado por las remesas y la inversión extranjera directa.
Desde las elecciones generales de 016, Ortega abolió los límites del mandato presidencial, expandió el imperio empresarial de su familia https://ift.tt/3GTg2FB y acumuló presión sobre la prensa independiente. En los últimos meses ha encarcelado a candidatos opositores, activistas, periodistas y líderes empresariales, mientras que otros se han visto obligados a partir al exilio.
Además, el Consejo Supremo Electoral despojó a tres partidos de su acreditación legal y el Congreso hizo lo propio con 45 organizaciones de la sociedad civil, incluidas seis ONG extranjeras.
Murillo, de 70 años, es la primera en la línea de sucesión para terminar el mandato de Ortega si es que el comandante, de 75 años, no pudiera. En años recientes, diversos rumores han circulado entre opositores y diplomáticos de que el líder sufre una enfermedad crónica.
Desde que asumió como vicepresidenta en 2017, Murillo ha ido acaparando más poder y hoy es la portavoz exclusiva del Gobierno.
"Después del 7 de noviembre (...) el objetivo (de la pareja presidencial) se volverá más relacionado con asegurar cierto tipo de gobernabilidad del mandato por los próximos años", opinó Tiziano Breda, analista del International Crisis Group.
Breda cree que, de ganar, el tándem negociará con sectores empresariales para reactivar la economía, buscando un efecto estabilizador para su administración y normalizador de la sociedad. Ya en 2009, Ortega acordó un ambiente de convivencia con los principales gremios empresariales del país.
(Escrito por Diego Oré; Reporte adicional de Daina Beth Solomon y Álvaro Murillo en San José; Editado por Rodrigo Charme)
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