TEGUCIGALPA (AP) — Si la amplia ventaja de Xiomara Castro de Zelaya en las elecciones presidenciales de Honduras se mantiene, su gobierno de izquierdas podría presentar un reto, pero también oportunidades, para el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, que se ha esforzado en trabajar en los problemas de la nación mientras mantiene las distancias con el actual mandatario, Juan Orlando Hernández.
Tendrán que superar algunos antecedentes dolorosos, principalmente el rechazo de la Casa Blanca a calificar la salida del poder del esposo de Castro, José Manuel Zelaya, en 2009 como lo que fue — un golpe militar — y su estrecha relación con los presidentes del conservador Partido Nacional que lo sucedieron. Y desde la perspectiva estadounidense, cómo Castro y Zelaya se acercaron al entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Entre los primeros en felicitar a la candidata opositora por su éxito, antes incluso que las autoridades electorales hondureñas, estuvieron los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, tres de los líderes autoritarios de izquierdas del hemisferio. El gobierno estadounidense no realizó comentarios sobre los comicios.
Pero durante su campaña, Castro lanzó señales de su interés en trabajar con Estados Unidos. Y Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, visitó Honduras la semana pasada antes de las elecciones, enviado un mensaje de que Washington sigue interesado en el país.
Con poco más de la mitad de los votos contados, el Consejo Nacional Electoral dijo que Castro recibió el 53% de los votos frente al 33% de Nasry Asfura, del oficialista Partido Nacional.
Entre Castro y el gobierno estadounidense hay puntos en común en al menos tres áreas clave: inmigración, narcotráfico y corrupción. Y dadas las tensas relaciones entre Washington y los líderes de El Salvador y Guatemala, la Casa Blanca podría aprovechar una relación productiva con Honduras.
A pesar de los esfuerzos de sus rivales para presentar a Castro como una comunista, los expertos esperan que gobierne como centrista con intención de mejorar la situación de los pobres al tiempo que atrae inversión extranjera.
Un discurso pronunciado en junio ante su partido, Libertad y Refundación (Libre), sigue siendo una de las expresiones más claras de cómo abordaría la relación con Estados Unidos.
“En los primeros 100 días ejecutaremos un plan que propondremos a la administración del presidente Joe Biden y Kamala Harris para combatir y abordar las verdaderas causas de la migración”, dijo Castro.
La líder describe la inmigración hondureña como una huida para escapar de la desigualdad, de la corrupción, de la pobreza y de la violencia. Esto recuerda mucho a la evaluación realizada por Harris sobre las causas de base en las que su gobierno quiere centrar su ayuda.
Pero Castro también atribuye parte de la culpa al ejecutivo de Washington.
“Considero que la administración Biden tiene una oportunidad enorme para abordar el tema de la migración", añadió en su discurso de junio. “Primero, reconociendo que ellos tienen parte de responsabilidad de lo que pasa en nuestro país", agregó en una referencia al golpe de 2009.
“Creo que Xiomara Castro entiende mucho mejor que Estados Unidos que si se quiere abordar la cuestión de la inmigración, hay que abordar las causas de raíz", apuntó Dana Frank, experta en Honduras y profesora emérita de historia en la Universidad de California, Santa Cruz. “Y esto significa tener una economía que funcione. Esto significa tener un Estado que funcione".
La pobreza no ha hecho más que agravarse desde el inicio de la pandemia del coronavirus.
Mientras el gobierno de Biden busca formas de incentivar la inversión, ayudar a desarrollar la economía hondureña y crear puestos de trabajo para que menos personas sientan la necesidad de marcharse, “algunas de sus prioridades podrían encajar bien en lo que el ejecutivo espera hacer”, apuntó Maureen Meyer, vicepresidenta para Asuntos de Latinoamérica de la organización de derechos humanos Oficina en Washington para América Latina.
Meyer advierte que no está tan claro cómo recibiría Castro una propuesta estadounidense como la creación de una patrulla fronteriza. Y en el mismo discurso de junio, la candidata dijo que quería una relación abierta con China, otro posible punto de fricción con Washington.
Castro ha criticado al gobierno saliente de Hernández por la corrupción. Ese ejecutivo dejó expirar la misión anticorrupción de la Organización de Estados Americanos en 2020 luego de que señaló a algunos legisladores del Partido Nacional por supuesta malversación de fondos públicos.
Castro dijo estar interesada en el regreso de la misión internacional contra la corrupción. Esto, combinado con una fiscalía fuerte e independiente, podría empezar a atajar uno de los problemas más arraigados en la nación centroamericana.
“Una de las principales prioridades del gobierno de Biden en cooperación internacional, específicamente en América Central, es el estado de derecho y los esfuerzos anticorrupción", apuntó Meyer. El interés de Castro en este aspecto podría reabrir una puerta que Hernández habría cerrado.
La fiscalía federal de Estados Unidos ha expuesto parte de esa corrupción en casos de narcotráfico que han alcanzado a parte de la élite política hondureña.
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