Máximo y los Barones del GBA le torcieron el brazo a los “soviéticos” de Kicillof

Columna publicada originalmente en MDZ

Desde el primer día de gestión de Axel Kicillof en la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, Máximo Kirchner y los Barones del Gran Buenos Aires comprendieron que no iban a ser tenidos en cuenta en la gestión diaria y mucho menos en el armado del equipo ministerial.

“Axel se la creyó, todavía tenía el apoyo incondicional de Cristina Fernández, y se encerró con los ´soviéticos´”, dice a MDZ un intendente de la Tercera Sección Electoral.

La gestión armada sobre la base de los amigos del Nacional Buenos Aires voló por los aires cuando se conocieron los números negativos que obtuvo el Frente de Todos en las PASO. Finalmente, Máximo logró convencer a la vicepresidenta y le intervinieron el Gobierno de la mano del pragmático y movedizo Martín Insaurralde, quien no sólo logró ser el jefe de Gabinete, sino que además se transformó en el virtual jefe de la liga de intendentes bonaerenses del PJ. También lo miran con cierta simpatía varios jefes comunales del PRO.

“Obviamente a Axel lo cuidamos por la investidura, pero, a regañadientes, tuvo que entregar las llaves del poder y simular que sigue gobernando”, agrega un vocero de uno de los funcionarios que formar parte de la intervención. La relación de Máximo y Kicillof nunca fue buena, pero ahora pasa por su peor momento. Sabe que lo están castigando y en su entorno dicen que es por negarse a hacer lo querían ellos. “Nosotros no somos lo mismo que los intendentes, pensamos diferente, ellos representan la vieja política”, argumentan las fuentes del gobernador.

Mientras que desde la vereda de enfrenta responden: “Ellos son tan soberbios como los funcionarios de María Eugenia Vidal, se sienten superiores y nos desprecian, pero nosotros tenemos los votos y lo demostramos en la remontada de la PASO a las elecciones generales del año pasado”. Uno de los jefes comunales del conurbano ve similitudes entre Carlos Bianco, caído en desgracia, y Federico Salvai, exjefe de Gabinete de Vidal.

“Obviamente Carlín tiene peores modales, pero los dos no conocen el territorio y mucho menos a los votantes del segundo y tercer cordón del Gran Buenos Aires”, agrega sin ocultar su enfado.

Insaurralde es el virtual gobernador, con el aval de Cristina, y se maneja con una primera línea de jefes comunales en licencia. Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) maneja la cartera de Infraestructura con la caja para la obra pública para los colegas. Su mano derecha es un dirigente de larga trayectoria en el PJ bonaerense, como Franco La Porta, histórico rival de Joaquín De la Torre en San Miguel.

El otro Barón que viene realizando una tarea de desgaste sobre los ´soviéticos´, es Gustavo Menéndez en el Grupo Bapro, un holding de empresas que pertenecen al banco provincial y han estado absolutamente controladas por Juan Cuattromo, hombre de Kicillof con una currículum envidiable como hombre de finanzas. Pero el titular del Banco Provincia desconoce el mundo de la política y mucho más del conurbano. “Es un técnico bárbaro, pero si lo dejas solo en González Catán o en José León Suárez no sabe cómo volver a su casa”, comenta un hombre del peronismo profundo.

Claramente, el objetivo del grupo de intendentes que lidera Insaurralde es pelear en las urnas y quedarse con la Gobernación. Muchos quieren que esos comicios se desdobles de los nacionales, hipótesis que no es del agrado de Kicillof. Tampoco queda claro en ese caso cual sería el rol electoral de la vicepresidenta, quien venía especulando con ser candidata a senadora nacional y no podría participar en comicios separados.

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