El vicepresidente y el ministro de Hacienda pidieron unidad por la difícil “situación económica y fiscal”.
Dos altos miembros del gobierno brasileño hicieron este miércoles un llamado a enfrentar la imprevisibilidad de la crisis que se apoderó del gobierno de Dilma Rousseff. Uno fue el ministro de Hacienda Joaquim Levy, para quien la “situación económica y fiscal” de Brasil “es grave”. Otro fue el vicepresidente Michel Temer, elevado a la categoría de coordinador político del Palacio del Planalto. En un encuentro con la prensa subrayó que “la situación es grave” y convocó “a que todos trabajemos juntos”. Se refería especialmente a la Cámara de Diputados, que estos días no para de asestar un golpe tras otro a las iniciativas gubernamentales.
El vicepresidente Temer sostuvo que “la crisis precisa ser ajustada. Para eso, tenemos que contar con el Congreso nacional y con varios sectores de la sociedad brasileña”. Ayer se mostró alarmado con el rumbo que toman los acontecimientos. No sólo la presidenta no consigue que le aprueben proyectos demandados por el plan de ajuste en curso. Tampoco ha logrado desarticular los pedidos de juicio político que siguen su curso en Diputados. Hay además en el horizonte una manifestación convocada para el 16 de agosto por movimientos como Rebeldes Online y Brasil Libre, junto con el opositor partido socialdemócrata. Frente a ese desafío, Temer propuso: “Hoy más que nunca se hace necesaria la armonía entre los poderes republicanos”, especialmente el Ejecutivo y el Congreso.
El ministro Levy defendió a Rousseff: “El gobierno tomó la responsabilidad (del ajuste fiscal) y la asumió aun a costo de su popularidad”, indicó. Para el funcionario, que tiene fuertes vínculos con el sector financiero doméstico, “Brasil precisa de reformas rápidamente y sin populismos fáciles”. Para él, Dilma “asume ese riesgo sin temor”. Menos formal que en otras ocasiones, Levy llegó a decir que las medidas adoptadas por su equipo “no son sexys ni divertidas”. Y señaló que su compromiso es “tomar todas las medidas necesarias para reforzar los fundamentos de la economía”. A diferencia de lo que sostienen economistas neo keynesianos, el ministro sostiene que “el ajuste no tiene nada que ver con la contracción de la economía. El ajuste fiscal es una consecuencia y una herramienta indispensable para volver a crecer”.
Dos altos miembros del gobierno brasileño hicieron este miércoles un llamado a enfrentar la imprevisibilidad de la crisis que se apoderó del gobierno de Dilma Rousseff. Uno fue el ministro de Hacienda Joaquim Levy, para quien la “situación económica y fiscal” de Brasil “es grave”. Otro fue el vicepresidente Michel Temer, elevado a la categoría de coordinador político del Palacio del Planalto. En un encuentro con la prensa subrayó que “la situación es grave” y convocó “a que todos trabajemos juntos”. Se refería especialmente a la Cámara de Diputados, que estos días no para de asestar un golpe tras otro a las iniciativas gubernamentales.
El vicepresidente Temer sostuvo que “la crisis precisa ser ajustada. Para eso, tenemos que contar con el Congreso nacional y con varios sectores de la sociedad brasileña”. Ayer se mostró alarmado con el rumbo que toman los acontecimientos. No sólo la presidenta no consigue que le aprueben proyectos demandados por el plan de ajuste en curso. Tampoco ha logrado desarticular los pedidos de juicio político que siguen su curso en Diputados. Hay además en el horizonte una manifestación convocada para el 16 de agosto por movimientos como Rebeldes Online y Brasil Libre, junto con el opositor partido socialdemócrata. Frente a ese desafío, Temer propuso: “Hoy más que nunca se hace necesaria la armonía entre los poderes republicanos”, especialmente el Ejecutivo y el Congreso.
El ministro Levy defendió a Rousseff: “El gobierno tomó la responsabilidad (del ajuste fiscal) y la asumió aun a costo de su popularidad”, indicó. Para el funcionario, que tiene fuertes vínculos con el sector financiero doméstico, “Brasil precisa de reformas rápidamente y sin populismos fáciles”. Para él, Dilma “asume ese riesgo sin temor”. Menos formal que en otras ocasiones, Levy llegó a decir que las medidas adoptadas por su equipo “no son sexys ni divertidas”. Y señaló que su compromiso es “tomar todas las medidas necesarias para reforzar los fundamentos de la economía”. A diferencia de lo que sostienen economistas neo keynesianos, el ministro sostiene que “el ajuste no tiene nada que ver con la contracción de la economía. El ajuste fiscal es una consecuencia y una herramienta indispensable para volver a crecer”.
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