Rescató a su hija de una red de trata y hoy viven amenazados

La chica fue secuestrada en Santa Fe, por un vecino de su barrio, pero apareció en Santiago del Estero.

Mario y su familia viven bajo amenaza después de que lograran rescatar a Romina, su hija de 18 años, que había sido secuestrada y estaba cautiva víctima de una red de trata, en la localidad de La Banda, en la provincia de Santiago del Estero.

Fueron ocho meses de búsqueda incansable hasta que ella pudo conseguir llamarlos y pedir que fueran a buscarla.

El padre, que trabaja como florista ambulante en la puerta del cementerio municipal, tiene 40 años y vive en un humilde barrio de la ciudad de Santa Fe. "No dudé. Cargué nafta y cargué a mi pibe para que me lea los carteles de la ruta, porque tanto no sé leer", explicó a Clarin.com., al recordar el día que pudo ir al encuentro de Romina. Para eso recorrió 700 km en un coche viejo hasta que llegó al lugar a la hora acordada.

"Paré enfrente, hice como que se descompuso el auto y puse balizas". En eso el nene mío la vio. Y yo veo que salta la tapia con otra piba (María Cristina) y atrás venía un gordo con un fierro y arranqué cagando", agregó.

Todo fue posible gracias a que en la whiskería "Negro el 20", ubicada al costado de la ruta 51 de La Banda, un cliente le prestó un celular a la chica para que pudiera llamar a su familia.

Ya junto a ambas jóvenes viajaron 300 km sin parar hasta una comisaría donde Mario quiso radicar la denuncia y pedir custodia pero le dijeron que no. Le cuestionaron por qué no había hecho la denuncia en Santa Fe. Lo mismo se repitió en dos comisarías más.

Ya de vuelta en casa, las chicas se presentaron ante la Justicia, que ordenó la captura de tres sospechosos pero esas detenciones nunca se concretaron.

Romina cursaba el cuarto año del secundario cuando un día de enero, en plena calle, un vecino que la venía acosando bajó de un auto, la amenazó con un arma y la secuestró.

Según el testimonio que después pudo dar, estuvo retenida bajo amenazas de muerte, a sólo 30 cuadras de su casa y fue llevada a la misma comisaría donde sus padres denunciaron la desaparición para que dijera que estaba bien.

Después, la llevaron a General Rodríguez (Buenos Aires) donde fue obligada a trabajar como prostituta. En febrero, la trasladaron a Bell Ville (Córdoba) y luego a La Banda (Santiago del Estero). Siempre en whiskerías, durante no más de un mes, y después obligada a rotar. De su terrorífico periplo contó que vio policías que pasaban a cobrar su comisión y también otras chicas santafesinas esclavizadas como ella.


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