Una musulmana de 15 años encabeza esta propuesta para conseguir un emoji con hiyab porque dice sentirse discriminada.
Una chica de 15 años que vive en Berlín, pero tiene un origen familiar saudí, cuenta que se siente discriminada porque cuando chatea con sus amigas no encuentra un emoticón con el que pueda identificarse. Ella es musulmana y reivindica el derecho a que en las redes sociales puedan utilizarse emojis con velo.
Rayouf Alhumedhi envió una carta a Unicode, la empresa que desarrolla el estándar de codificación de caracteres, exigiendo un emoji cubierto.
Sobre sus motivos, explica que “el hiyab me da el poder” y dice también que hay quien cree que “es un símbolo de opresión o una mierda así, pero no hay por qué preocuparse”.
“Casi 550 millones de mujeres musulmanas en este planeta se sienten orgullosas de llevar el hiyab. Sin embargo, ni un solo espacio del teclado está reservado a ellas”, denuncia, “en la era de la digitalización, las imágenes demostraron ser un elemento de comunicación. Los emojis tienen más impacto y son más utilizados que nunca”.
A lo largo de su carta, subraya que hace esta petición a iniciativa propia y que es autodidacta en la lucha por sus derechos de lo que podríamos llamar identidad virtual. “Aprendí cómo sugerir un nuevo emoji a través de una historia de Snapchat. Después de verlo, comencé a trabajar en la propuesta”, dice.
Su historia generó la suficiente simpatía como para que una representante de Emojicon, Jennifer Lee, se haya puesto ya en contacto con ella para comenzar a trabajar en el diseño.
Una chica de 15 años que vive en Berlín, pero tiene un origen familiar saudí, cuenta que se siente discriminada porque cuando chatea con sus amigas no encuentra un emoticón con el que pueda identificarse. Ella es musulmana y reivindica el derecho a que en las redes sociales puedan utilizarse emojis con velo.
Rayouf Alhumedhi envió una carta a Unicode, la empresa que desarrolla el estándar de codificación de caracteres, exigiendo un emoji cubierto.
Sobre sus motivos, explica que “el hiyab me da el poder” y dice también que hay quien cree que “es un símbolo de opresión o una mierda así, pero no hay por qué preocuparse”.
“Casi 550 millones de mujeres musulmanas en este planeta se sienten orgullosas de llevar el hiyab. Sin embargo, ni un solo espacio del teclado está reservado a ellas”, denuncia, “en la era de la digitalización, las imágenes demostraron ser un elemento de comunicación. Los emojis tienen más impacto y son más utilizados que nunca”.
A lo largo de su carta, subraya que hace esta petición a iniciativa propia y que es autodidacta en la lucha por sus derechos de lo que podríamos llamar identidad virtual. “Aprendí cómo sugerir un nuevo emoji a través de una historia de Snapchat. Después de verlo, comencé a trabajar en la propuesta”, dice.
Su historia generó la suficiente simpatía como para que una representante de Emojicon, Jennifer Lee, se haya puesto ya en contacto con ella para comenzar a trabajar en el diseño.
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