Cada argentino desecha por año 300 botellas PET. Aunque son reciclables sólo se recupera un 30% para fabricar textiles, escobas o nuevos envases

Un reciente informe de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo destaca en Argentina se desechan 12 millones de botellas de plástico por díalos pero que el reciclado del PET está poco explotado en la Argentina. De hecho, apenas uno 30% se recicla para la creación de textiles, escobas o nuevos envases.
Entre las causas de esta falencia enumera la informalidad en la recolección y acopio, la falta de precios uniformes para el material y de una logística adecuada, la insuficiente separación de residuos en el hogar y la ausencia de una ley que obligue a las empresas a hacerse cargo de los envases post consumo o reutilizarlos.
Cada año se generan en el país unas 14 millones de toneladas de basura, de las cuales un 14% son plásticos, principalmente PVC (Policloruro de Polivinilo) y PET (Polietileno de Teleftarato).
El primero está presente en paquetes de alimentos, cortinas para la ducha y marcos de puertas y ventanas y no es reciclable. El segundo en cambio, es fácilmente reciclable y se usa en botellas de agua, gaseosas y envases de productos de limpieza.
Una botella PET arrojada a la basura tarda más de 150 años en degradarse. Pero si se la recupera y recicla, con ella se se pueden fabricar fibras textiles para la confección de mantas, prendas de vestir, bolsos, alfombras, calzado, cuerdas, cepillos, escobas o nuevos envases.
De hecho, más de la mitad (40.000 toneladas anuales) de los envases que se recuperan post consumo en el país, se lava y se muele para exportar a China como fibra textil. El resto es procesado para su reutilización en envases de bebidas y alimentos. De acuerdo a fuentes del sector, sólo un 20% del PET reciclado se incorpora en la producción de nuevas botellas, aunque podrían fabricarse 100% con material reciclado.
Según el trabajo de la Universidad de Palermo, existen en el país unas 25 cooperativas que funcionan como centros de recepción, separación, limpieza y acondicionamiento de materiales reciclables, y emplean a unas 4200 personas. Sin embargo, un número muy superior de recolectores hacen esta tarea de manera informal.

Un reciente informe de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo destaca en Argentina se desechan 12 millones de botellas de plástico por díalos pero que el reciclado del PET está poco explotado en la Argentina. De hecho, apenas uno 30% se recicla para la creación de textiles, escobas o nuevos envases.
Entre las causas de esta falencia enumera la informalidad en la recolección y acopio, la falta de precios uniformes para el material y de una logística adecuada, la insuficiente separación de residuos en el hogar y la ausencia de una ley que obligue a las empresas a hacerse cargo de los envases post consumo o reutilizarlos.
Cada año se generan en el país unas 14 millones de toneladas de basura, de las cuales un 14% son plásticos, principalmente PVC (Policloruro de Polivinilo) y PET (Polietileno de Teleftarato).
El primero está presente en paquetes de alimentos, cortinas para la ducha y marcos de puertas y ventanas y no es reciclable. El segundo en cambio, es fácilmente reciclable y se usa en botellas de agua, gaseosas y envases de productos de limpieza.
Una botella PET arrojada a la basura tarda más de 150 años en degradarse. Pero si se la recupera y recicla, con ella se se pueden fabricar fibras textiles para la confección de mantas, prendas de vestir, bolsos, alfombras, calzado, cuerdas, cepillos, escobas o nuevos envases.
De hecho, más de la mitad (40.000 toneladas anuales) de los envases que se recuperan post consumo en el país, se lava y se muele para exportar a China como fibra textil. El resto es procesado para su reutilización en envases de bebidas y alimentos. De acuerdo a fuentes del sector, sólo un 20% del PET reciclado se incorpora en la producción de nuevas botellas, aunque podrían fabricarse 100% con material reciclado.
Según el trabajo de la Universidad de Palermo, existen en el país unas 25 cooperativas que funcionan como centros de recepción, separación, limpieza y acondicionamiento de materiales reciclables, y emplean a unas 4200 personas. Sin embargo, un número muy superior de recolectores hacen esta tarea de manera informal.
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