En el polémico estadio de San Petersburgo, la selección anfitrona se enfrenta a los campeones de Oceanía en el certamen que sirve de antesala de la Copa del Mundo
Rusia y Nueva Zelanda se enfrentarán este sábado en San Petersburgo (12h00 hora argentina) en el partido inaugural de la Copa de las Confederaciones 2017, que servirá para medir la capacidad del país europeo y el entusiasmo de su población a un año del inicio del Mundial.
Tras encadenar años de decepciones, desde que jugó las semifinales de la Eurocopa 2008, Rusia afronta el torneo con el reto deportivo de presentar al mundo una selección que sea capaz de luchar por estar entre los mejores.
Después de tocar fondo en la pasada Eurocopa de Francia-2016, torneo en el que Rusia fue eliminada en la primera fase y sus aficionados protagonizaron bochornosos enfrentamientos con los hooligans ingleses en Marsella, la federación rusa colocó en el banquillo de la selección a Stanislav Cherchesov para rejuvenecer a un equipo que no daba para más.
Un año después, de la lista de 23 que jugaron la Eurocopa solo se mantienen 9 jugadores y del once titular que empató con Inglaterra en el primer partido (único punto de los rusos en el torneo), Cherchesov podría presentar un equipo contra Nueva Zelanda en el que solo repetirían el portero, Igor Akinfeev, y los delanteros Fedor Smolov y Alexander Golovin.
Este último, centrocampista del CSKA de Moscú, 21 años, es el líder de la nueva hornada de jugadores y después de fracasar en Francia, como el resto del equipo, debería empezar a dar en esta Confederaciones señales de que puede ser el relevo a los Zhirkov o Glushakov, por nombrar a los últimos exponentes de la vieja guardia.
Junto a Golovin, los otros jóvenes que están llamados a destacar son el centrocampista Alexei Miranchuk (21 años) y el defensa Georgi Dzhikya (23).
Estos jugadores tienen que levantar el ánimo de una afición desesperada por los sucesivos fracasos y que no parece muy motivada para asistir a los diferentes partidos de la Confederaciones, aunque es de esperar un lleno en el flamante nuevo estadio de San Petersburgo, uno de los que han dado más quebraderos de cabeza a la organización de Rusia-2018 por cambios en la planificación, un presupuesto disparado, sospechas de corrupción y, por último,problemas en el césped, lo que obligó a cambiar el piso no hace aún un mes.
La selección rusa no tiene otra opción que ganar a Nueva Zelanda, llamada a ser la Cenicienta del grupo A, aunque en su cuarta participación en la Confederaciones, los All Whites sueñan con pasar al fin de la primera ronda.
Para conseguirlo, el joven entrenador inglés Anthony Hudson ha confeccionado un equipo con algunos veteranos, como el delantero del Leeds Chris Wood, que pese a no haber cumplido aún 26 años ya tiene a sus espaldas dos Mundiales (2010 y 2014), una Confederaciones (2009) y unos Juegos (2014), con una generación de nuevos talentos llamada dar muchas alegrías a los All Whites.
De entre todos destacan el extremo Marco Rojas, cuyo padre es chileno, y Ryan Thomas, un talentoso centrocampista que juega en al Zwolle holandés.
Sudamérica también estará representada en este partido inaugural con el colombiano Wilmar Roldán, que será el árbitro de la contienda con la que se pondrá en marcha esta especia de ensayo general para lo que será el Mundial dentro de un año.
Rusia y Nueva Zelanda se enfrentarán este sábado en San Petersburgo (12h00 hora argentina) en el partido inaugural de la Copa de las Confederaciones 2017, que servirá para medir la capacidad del país europeo y el entusiasmo de su población a un año del inicio del Mundial.
Tras encadenar años de decepciones, desde que jugó las semifinales de la Eurocopa 2008, Rusia afronta el torneo con el reto deportivo de presentar al mundo una selección que sea capaz de luchar por estar entre los mejores.
Después de tocar fondo en la pasada Eurocopa de Francia-2016, torneo en el que Rusia fue eliminada en la primera fase y sus aficionados protagonizaron bochornosos enfrentamientos con los hooligans ingleses en Marsella, la federación rusa colocó en el banquillo de la selección a Stanislav Cherchesov para rejuvenecer a un equipo que no daba para más.
Un año después, de la lista de 23 que jugaron la Eurocopa solo se mantienen 9 jugadores y del once titular que empató con Inglaterra en el primer partido (único punto de los rusos en el torneo), Cherchesov podría presentar un equipo contra Nueva Zelanda en el que solo repetirían el portero, Igor Akinfeev, y los delanteros Fedor Smolov y Alexander Golovin.
Este último, centrocampista del CSKA de Moscú, 21 años, es el líder de la nueva hornada de jugadores y después de fracasar en Francia, como el resto del equipo, debería empezar a dar en esta Confederaciones señales de que puede ser el relevo a los Zhirkov o Glushakov, por nombrar a los últimos exponentes de la vieja guardia.
Junto a Golovin, los otros jóvenes que están llamados a destacar son el centrocampista Alexei Miranchuk (21 años) y el defensa Georgi Dzhikya (23).
Estos jugadores tienen que levantar el ánimo de una afición desesperada por los sucesivos fracasos y que no parece muy motivada para asistir a los diferentes partidos de la Confederaciones, aunque es de esperar un lleno en el flamante nuevo estadio de San Petersburgo, uno de los que han dado más quebraderos de cabeza a la organización de Rusia-2018 por cambios en la planificación, un presupuesto disparado, sospechas de corrupción y, por último,problemas en el césped, lo que obligó a cambiar el piso no hace aún un mes.
La selección rusa no tiene otra opción que ganar a Nueva Zelanda, llamada a ser la Cenicienta del grupo A, aunque en su cuarta participación en la Confederaciones, los All Whites sueñan con pasar al fin de la primera ronda.
Para conseguirlo, el joven entrenador inglés Anthony Hudson ha confeccionado un equipo con algunos veteranos, como el delantero del Leeds Chris Wood, que pese a no haber cumplido aún 26 años ya tiene a sus espaldas dos Mundiales (2010 y 2014), una Confederaciones (2009) y unos Juegos (2014), con una generación de nuevos talentos llamada dar muchas alegrías a los All Whites.
De entre todos destacan el extremo Marco Rojas, cuyo padre es chileno, y Ryan Thomas, un talentoso centrocampista que juega en al Zwolle holandés.
Sudamérica también estará representada en este partido inaugural con el colombiano Wilmar Roldán, que será el árbitro de la contienda con la que se pondrá en marcha esta especia de ensayo general para lo que será el Mundial dentro de un año.
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