El uniformado relató cómo fue el operativo. "Jamás en mi vida había visto un búnker así", aseguró
El subteniente Carlos Javier Gómez, baleado por el empresario Jorge Castillo cuando le allanaron la casa para detenerlo, aseguró este viernes que el llamado "Rey de La Salada" disparó "a matar" contra los policías. "Nos disparó a matar", aseguró ante la prensa el efectivo, que encabezaba el Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de la Policía Bonaerense en la madrugada en que se concretó la detención en la mansión de Castillo.
Gómez recibió una herida en la cara por una esquirla de los disparos, por lo que los médicos debieron reconstruirle una parte de la nariz.
"Entramos identificándonos. Primero 'limpiamos' la parte de abajo de la casa, donde reducimos a la custodia. El equipo trabajó muy bien, no le dimos ni tiempo a las alarmas. Y después fuimos arriba, al búnker, que es prácticamente otra casa. Jamás en mi vida había visto un lugar así. Tenía una puerta blindada. Nosotros tenemos especialistas en puertas y esa no la podían abrir", recordó.
Aseguró que ya en la planta le indicaron a Castillo que se entregara, pero el empresario usó cómo escudo a su familia.
"Bajó con la mujer y los hijos abrazados a él. Abrió la puerta con sus medios, porque era imposible abrirla con la brecha. Dijo que era un comerciante, que no tenía nada que ver, mientras la mujer nos insultaba", relató.
Y agregó: "Tenía una Glock 40, pero no sabíamos que estaba armado. Creo que disparó porque se sintió acorralado y sabía que iba a ser detenido. Tiró tres o cuatro veces. Nos disparó a matar".
"Me desfiguró la nariz, que me la rearmaron como pudieron. El ojo se salvó, pero me quedaron esquirlas adentro, que están obturando un músculo de movimiento", resumió el oficial al abandonar el hospital, acompañado por el jefe de la Policía Bonaerense, Fabián Perroni.
El subteniente Carlos Javier Gómez, baleado por el empresario Jorge Castillo cuando le allanaron la casa para detenerlo, aseguró este viernes que el llamado "Rey de La Salada" disparó "a matar" contra los policías. "Nos disparó a matar", aseguró ante la prensa el efectivo, que encabezaba el Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de la Policía Bonaerense en la madrugada en que se concretó la detención en la mansión de Castillo.
Gómez recibió una herida en la cara por una esquirla de los disparos, por lo que los médicos debieron reconstruirle una parte de la nariz.
"Entramos identificándonos. Primero 'limpiamos' la parte de abajo de la casa, donde reducimos a la custodia. El equipo trabajó muy bien, no le dimos ni tiempo a las alarmas. Y después fuimos arriba, al búnker, que es prácticamente otra casa. Jamás en mi vida había visto un lugar así. Tenía una puerta blindada. Nosotros tenemos especialistas en puertas y esa no la podían abrir", recordó.
Aseguró que ya en la planta le indicaron a Castillo que se entregara, pero el empresario usó cómo escudo a su familia.
"Bajó con la mujer y los hijos abrazados a él. Abrió la puerta con sus medios, porque era imposible abrirla con la brecha. Dijo que era un comerciante, que no tenía nada que ver, mientras la mujer nos insultaba", relató.
Y agregó: "Tenía una Glock 40, pero no sabíamos que estaba armado. Creo que disparó porque se sintió acorralado y sabía que iba a ser detenido. Tiró tres o cuatro veces. Nos disparó a matar".
"Me desfiguró la nariz, que me la rearmaron como pudieron. El ojo se salvó, pero me quedaron esquirlas adentro, que están obturando un músculo de movimiento", resumió el oficial al abandonar el hospital, acompañado por el jefe de la Policía Bonaerense, Fabián Perroni.
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