Un hombre fingió su insolvencia para evitar pagar la cuota alimentaria de su hija. Pero para evitar ir a juicio consiguió un acuerdo económico. "No se reía de mí, sino de su hija", expresó la madre de la nena.
El caso ocurrió en Mendoza. Tras ocho años de noviazgo, en 2012 el acusado y la mujer, cuyas identidades fueron reservadas, tuvieron una hija. En ese entonces, ella cursaba el último año de la secundaria y él trabajaba y estudiaba la carrera de enfermería.
Según publicó el diario los Andes, allegados a la pareja afirmaron que el hombre nunca le dio el apellido a la beba "porque no quería tener problemas con la familia".
Con el paso de los meses, la pareja se disolvió y la joven madre le pidió a su ex pareja que "la ayudara económicamente" y que le diera su obra social a la nena, que había nacido con algunos problemas dermatológicos y necesitaba remedios que eran muy costosos.
Pero el joven no cumplía, a pesar de que al poco tiempo se recibió de enfermero y consiguió un empleo en una clínica de Godoy Cruz, además prestaba servicios en una empresa de mudanzas y un supermercado y hasta compró un auto Ford Escort.
Durante ese tiempo el enfermero siguió visitando a su hija pero nunca tenía dinero. La mujer y sus padres se encargaban de todos los gastos de la nena.
Hasta que en agosto de 2014, la familia de la joven presentó una denuncia penal contra el hombre por no hacerse cargo de la cuota alimentaria de su hija.
La fiscalía a cargo de la causa pudo comprobar que el enfermero le había vendido el auto a su padre y que ahora andaba en un Gol que él también había comprado y que también figuraba como propiedad de su padre. "Es lo que se conoce como testaferro", indicó Ramiro Villalba, el abogado de la familia al diario mendocino.
En la investigación se solicitaron informes al Registro del Automotor y salió a la luz que el Escort había sido vendido dos días después de la denuncia penal en su contra. Y que en su declaración, el joven había omitido varios trabajos con la idea de declararse insolvente.
A partir de las pruebas recolectadas por la fiscalía el padre de la menor fue imputado por los delitos de "incumplimiento de los deberes de asistencia familiar" y de "insolvencia alimentaria fraudulenta".
La primera acusación cuenta con una pena de un mes a dos años de prisión mientras que el "hacerse el pobre para no pagar por su hija" contempla una pena de uno a seis años ya que es considerado un agravante.
Sin embargo, el pasado 2 de junio el enfermero se presentó ante la Cuarta Cámara del Crimen y ante el fiscal de cámara de la causa, Gonzalo Nazar, se mostró "arrepentido" y pidió no llegar a juicio y pactar un arreglo económico para finalizar la acción penal.
Ahora el el acusado, que evitó ser condenado, aún tiene pendiente en la Justicia de Familia el monto de los cuatro años en los que no le pasó nada de dinero a su hija.
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