La policía encontró el cuerpo del menor enterrado en la casa donde vivía con su madre, en Río Segundo
El llamado al 101 fue escueto e impactante. Eran las 22.17 del viernes y el relato de la mujer que llamaba comenzaba así: "No doy más, hace tres meses cometí una locura. Maté a mi hijo".
Luego detalló que el niño tenía 4 años, y que tras asesinarlo lo había sepultado cerca de su vivienda. Los policías fueron hasta el lugar, en las afueras de la localidad cordobesa de Pilar, y hallaron el cadáver.
La mujer dijo que iba a esperar a los policías en un camino rural en las afueras de la localidad de Pilar, a 45 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el departamento Río Segundo, para llevarlos hacia la zona donde estaba enterrado el pequeño de 4 años, según informa el periódico local La Voz.
Cuando la primera patrulla apareció, ella reiteró todo. Dijo que le había atado las manos y lo había asfixiado con una bolsa en la cabeza.
Agregó que no podía superar el deceso de otro hijo, tiempo atrás, que sufrió una muerte súbita, y eso la había llevado a tomar la drástica decisión. Y todo lo dicho terminó ajustándose al macabro hallazgo.
En una construcción a medio terminar, en ese mismo sector rural ubicado a siete kilómetros de la zona urbana, cerca de la casa paterna de la mujer, los policías encontraron enterrados un cráneo y algunos huesos.
Luciano Gabriel Cuartara había nacido el 7 de febrero de 2013.
Su madre, Paola Patricia Cuartara (30), fue imputada por la fiscal de Río Segundo, Patricia Baulies, por el delito de homicidio calificado agravado por el vínculo.
Tras ser trasladada a un hospital de Laguna Larga, quedó detenida en esa localidad y se evaluaba trasladarla a la Cárcel de Bouwer.
Ahora se espera, entre otros peritajes, someterla a un examen psiquiátrico, ya que se duda de su estado mental.
En las últimas horas, el Servicio Antropológico Forense y la Policía Científica trabajaron en la zona del hallazgo en busca de más restos. Se estima que el filicidio ocurrió el año pasado y no hace tres meses, como declaró la madre.
Al conocerse este último dato, surgió una nueva pregunta ¿Cómo fue posible que nadie notara la ausencia del pequeño por tanto tiempo?
Fue entonces que en la zona comenzaron a escucharse otras versiones, que indican que la mujer tiene otros hijos pequeños que no viven con ella y de los que tampoco se tiene claro quién o quiénes son los padres, al igual que en el caso de Luciano.
DE acuerdo a la mencionada crónica, la mujer vivía en un contexto de pobreza y marginalidad, y hay testimonios que sugieren que sus embarazos fueron producto de abusos sexuales en los que estarían involucradas personas de su círculo íntimo.
Sin embargo, empleados de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) habían visitado su domicilio en diferentes oportunidades, sin que jamás esto derivara en alguna acción oficial concreta.
El llamado al 101 fue escueto e impactante. Eran las 22.17 del viernes y el relato de la mujer que llamaba comenzaba así: "No doy más, hace tres meses cometí una locura. Maté a mi hijo".
Luego detalló que el niño tenía 4 años, y que tras asesinarlo lo había sepultado cerca de su vivienda. Los policías fueron hasta el lugar, en las afueras de la localidad cordobesa de Pilar, y hallaron el cadáver.
La mujer dijo que iba a esperar a los policías en un camino rural en las afueras de la localidad de Pilar, a 45 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el departamento Río Segundo, para llevarlos hacia la zona donde estaba enterrado el pequeño de 4 años, según informa el periódico local La Voz.
Cuando la primera patrulla apareció, ella reiteró todo. Dijo que le había atado las manos y lo había asfixiado con una bolsa en la cabeza.
Agregó que no podía superar el deceso de otro hijo, tiempo atrás, que sufrió una muerte súbita, y eso la había llevado a tomar la drástica decisión. Y todo lo dicho terminó ajustándose al macabro hallazgo.
En una construcción a medio terminar, en ese mismo sector rural ubicado a siete kilómetros de la zona urbana, cerca de la casa paterna de la mujer, los policías encontraron enterrados un cráneo y algunos huesos.
Luciano Gabriel Cuartara había nacido el 7 de febrero de 2013.
Su madre, Paola Patricia Cuartara (30), fue imputada por la fiscal de Río Segundo, Patricia Baulies, por el delito de homicidio calificado agravado por el vínculo.
Tras ser trasladada a un hospital de Laguna Larga, quedó detenida en esa localidad y se evaluaba trasladarla a la Cárcel de Bouwer.
Ahora se espera, entre otros peritajes, someterla a un examen psiquiátrico, ya que se duda de su estado mental.
En las últimas horas, el Servicio Antropológico Forense y la Policía Científica trabajaron en la zona del hallazgo en busca de más restos. Se estima que el filicidio ocurrió el año pasado y no hace tres meses, como declaró la madre.
Al conocerse este último dato, surgió una nueva pregunta ¿Cómo fue posible que nadie notara la ausencia del pequeño por tanto tiempo?
Fue entonces que en la zona comenzaron a escucharse otras versiones, que indican que la mujer tiene otros hijos pequeños que no viven con ella y de los que tampoco se tiene claro quién o quiénes son los padres, al igual que en el caso de Luciano.
DE acuerdo a la mencionada crónica, la mujer vivía en un contexto de pobreza y marginalidad, y hay testimonios que sugieren que sus embarazos fueron producto de abusos sexuales en los que estarían involucradas personas de su círculo íntimo.
Sin embargo, empleados de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) habían visitado su domicilio en diferentes oportunidades, sin que jamás esto derivara en alguna acción oficial concreta.
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