May busca el apoyo al acuerdo del Brexit en medio del escepticismo

La primera ministra británica, Theresa May, emprendió ayer una ofensiva para convencer a un parlamento británico mayoritariamente hostil de que ratifique el acuerdo sobre el Brexit logrado con la Unión Europea, al tiempo que intenta vendérselo a un país escéptico.

Al menos 90 parlamentarios conservadores británicos ya han dicho que rechazarán el texto acordado entre Theresa May y Bruselas por calificarlo como un acuerdo que “deja a Reino Unido en peor situación que la actual”.

Tras reunir a su gobierno para informarles sobre la cumbre europea que selló el acuerdo de salida de Reino Unido de la UE, May compareció ante la Cámara de los Comunes donde el texto enfrenta duras críticas.

“No hay mejor acuerdo posible”, aseguró tras enumerar sus principales puntos ante los diputados, a quienes pidió que lo apoyen en nombre del “interés nacional” en una próxima votación que, según la prensa, podría tener lugar hacia el 12 de diciembre.

En su respuesta, el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, plasmó la oposición de buena parte de diputados de todo el espectro político: “Seguir adelante no es estoicismo, es un acto nacional de daño autoinfligido”, fustigó.

El acuerdo estipula los términos del Brexit, previsto el próximo 29 de marzo, y esboza las líneas de la futura relación entre ambas partes, “una cooperación lo más cercana posible” cuyos detalles llevará años negociar.

Aunque en el texto no hay ninguna garantía jurídica de que España tendrá, como reclamaba, la última palabra sobre la aplicación en Gibraltar de los términos de esa futura relación, el gobierno de Madrid recibió la promesa escrita de Londres y la UE, lo que enfureció aún más a los detractores del acuerdo.

“La reivindicación española de Gibraltar fue firmemente impulsada por el dictador fascista Francisco Franco y ahora estará sonriendo en su tumba tras esta capitulación”, afirmó el líder del partido euroescéptico UKIP Gerard Batten, acusando a May de “traición”.

Según una fuente europea, May reconoció en Bruselas que de momento no cuenta con una mayoría parlamentaria para aprobar el texto, pero dijo que advertiría a sus diputados rebeldes, unos 90 de los cuales declararon públicamente que votarán en contra, de que muchos podrían perder sus escaños en las próximas elecciones si el acuerdo es rechazado.

En un intento por contrarrestar el peso de estos conservadores rebeldes, May intenta también atraer a algunos diputados laboristas, que votaron por salir de la UE en el referéndum de 2016.

En otro frente, para defender el acuerdo ante una opinión pública también escéptica, May viajará por el país hasta el jueves, día en que debe partir hacia Argentina para participar en la cumbre del G20. Y el lunes se decía que incluso estudia la posibilidad de un debate televisado con Corbyn.

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