"Nunca declaré avalar al gobierno de turno", afirmó Carlés en el Senado

Sin embargo, esbozó luego una velada justificación del desacato de la provincia de Santa Cruz en el fallo Sosa. La explicación sobre su "imagen oficialista". El FpV avanzó con el pliego y lo llevará al recinto el 15 de abril


Roberto Carlés, candidato postulado por el Gobierno para ocupar la vacante dejada por Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), se presentó hoy en audiencia pública ante la Comisión de Acuerdos en el Senado donde respondió a preguntas sobre sus antecedentes académicos y laborales.

Carlés responsabilizó por su imagen de oficialista a textos que se le atribuyen en las redes y que no habría escrito. O que no recuerda haber escrito. Cuando se le leyeron algunos, no respondió a la pregunta de si efectivamente los redactó o no (caso de "¿Cómo puede Bergoglio hablar de trabajo si nunca trabajó?", de tiempos en que éste no era Papa, claro) sino que volvió a refugiarse en las selecciones interesadas que hacen los medios.

Pero tal vez lo más impactante, desde el punto de vista de alguien que quiere ingresar a la Corte Suprema, fue su respuesta a la pregunta sobre qué debería hacer ese máximo tribunal cuando sus fallos no son atacados por otros poderes, y concretamente por el caso Sosa: "La Corte, cuando decide sobre cualquier materia, debe considerar también su imperio, es decir, cuál es la capacidad que tiene de imponer su criterio".

Tras decir que el de Santa Cruz no era el único caso insistió en el concepto anterior: "Me parece que, en un sistema democrático, ninguna decisión tomada por 3 ó 4 personas puede, por más corte suprema que sea (sic), ir en contra de políticas que requieren mecanismos de decisión más complejos".

En concreto, Carlés casi pareció querer sentar nueva jurisprudencia ya que la traducción de su planteo es que la Corte debería autolimitarse en sus fallos si intuye o supone que sus fallos pueden ser incumplidos. Un absurdo total.

En la primera parte de la audiencia, el candidato respondió a preguntas enviadas con anterioridad por instituciones y particulares que versaron sobre el pago del impuesto a las ganancias por parte de los jueces –con lo que está de acuerdo–, acceso a la información pública –obligación de los organismos de informar–, mayor participación ciudadana en el Poder Judicial –destacó las audiencias públicas y el amicus curiae y señaló la necesidad de tener realmente en cuenta los argumentos que surgen de estas instancias–, sobre el tiempo que dedicaría –en caso de ingresar a la Corte Suprema– a actividades académicas –"No sé si puede establecerse un límite a priori en la cantidad de horas, cada persona es distinta"– , sobre el tiempo que dedicará a viajes al exterior –declaró ser directivo en dos de las asociaciones internacionales que presentó como avales y tener que viajar dos veces por año durante no más de tres días–, se mostró contrario a la presencia de un miembro de la SCJ en el Consejo de la Magistratura y a la elección popular de los representantes de los abogados y jueces.


Cuando le preguntaron por el cupo femenino, aprovechó para defenderse de quienes le objetaron que con su candidatura no se respetaba una proporción de género; dijo que había que tener en cuenta que no siempre la presencia de representantes de una minoría garantizaba la defensa de los derechos de ese sector, lo que despertó algunas réplicas del público que fueron calladas por el moderador.

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