En la 'Bombonera' y por la novena jornada, el "Xeneize" igualó 0-0 con el "Torito". Con este resultado, el dueño de casa mantuvo el invicto pero no logró cortarse en lo más alto: tiene 21 puntos como el "Ciclón" y el "Canalla" y el "Millonario".
La luna le da paso a la noche en La Bombonera, mientras Boca busca y sigue buscando. Es protagonista, juega mejor que Chicago y le mueve la pelota por izquierda y por derecha. Pero no hay caso: no quiere entrar. No es el día. Una, dos, tres, cuatro… Podrían haber sido mil las chances de gol, que el partido iba a terminar 0 a 0.
No hay argumento posible para poder explicar coherentemente por qué el Xeneize no se llevó los tres puntos. Una vez más, el fútbol vuelve a demostrar que no tiene lógica y que quien hizo todos los méritos para quedarse con la victoria se vaya, no con las manos vacías, pero sí con un empate que tiene todavía menos gusto.
El desarrollo tanto del primer tiempo como de la segunda parte fue el mismo: el conjunto del Vasco Arruabarrena lanzado en ataque intentando concretar el tanto que nunca llegaría. Las estadísticas mostraran que casi el cien por ciento del cotejo se disputó en el campo del Torito. Tal vez con poca claridad, pero con todo el envión, una vez más el local hizo el desgaste, aunque esta vez no hubo premio que corone tanto esfuerzo.
Los de Mataderos, de la mano de un DT que se jugaba el puesto, no sólo fueron a plantear el contragolpe a La Boca, un arma que le dio algún que otro efecto positivo en los primeros 45 minutos, con dos posibilidades que podrían haber terminado en gol. No. También fue a hacer correr el tiempo, a tratar de estirar cada minuto que el juego podía estar parado lo más posible. Le sirvió, se lleva mucho premio después de no haber hecho nada.
Boca sigue puntero y sigue invicto. Chicago sigue en el fondo de la tabla. Todo igual tras un injusto resultado con sabor a poco. Por no decir a nada.
La luna le da paso a la noche en La Bombonera, mientras Boca busca y sigue buscando. Es protagonista, juega mejor que Chicago y le mueve la pelota por izquierda y por derecha. Pero no hay caso: no quiere entrar. No es el día. Una, dos, tres, cuatro… Podrían haber sido mil las chances de gol, que el partido iba a terminar 0 a 0.
No hay argumento posible para poder explicar coherentemente por qué el Xeneize no se llevó los tres puntos. Una vez más, el fútbol vuelve a demostrar que no tiene lógica y que quien hizo todos los méritos para quedarse con la victoria se vaya, no con las manos vacías, pero sí con un empate que tiene todavía menos gusto.
El desarrollo tanto del primer tiempo como de la segunda parte fue el mismo: el conjunto del Vasco Arruabarrena lanzado en ataque intentando concretar el tanto que nunca llegaría. Las estadísticas mostraran que casi el cien por ciento del cotejo se disputó en el campo del Torito. Tal vez con poca claridad, pero con todo el envión, una vez más el local hizo el desgaste, aunque esta vez no hubo premio que corone tanto esfuerzo.
Los de Mataderos, de la mano de un DT que se jugaba el puesto, no sólo fueron a plantear el contragolpe a La Boca, un arma que le dio algún que otro efecto positivo en los primeros 45 minutos, con dos posibilidades que podrían haber terminado en gol. No. También fue a hacer correr el tiempo, a tratar de estirar cada minuto que el juego podía estar parado lo más posible. Le sirvió, se lleva mucho premio después de no haber hecho nada.
Boca sigue puntero y sigue invicto. Chicago sigue en el fondo de la tabla. Todo igual tras un injusto resultado con sabor a poco. Por no decir a nada.
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