Los chicos de la séptima división se tomaron a los golpes en un partido por el campeonato. Los 26 jugadores presentes fueron suspendidos
El último fin de semana se desató una batalla campal en un encuentro entre Boca y Huracán disputado en la Quemita, el predio que tiene el Globo en el Bajo Flores. Los chicos de la séptima división se enfrentaron a las piñas en un partido de las divisiones inferiores.
La pelea comenzó cuando Boca le dio vuelta el marcador a Huracán y los jugadores del conjunto de Parque Patricios consideraron que sus rivales estaban haciendo tiempo. Primero fueron insultos y luego continuaron los golpes en el medio de la cancha.
Ante el escándalo que se generó, la AFA decidió sancionar a los 36 jugadores que estaban presentes en el encuentro. Todos fueron suspendidos provisoriamente además del técnico de Boca, Roberto Passucci, que recibió dos fechas y no estará en los próximos compromisos del equipo.
Pese a la brutalidad de los golpes, ningún jugador resultó herido y la batalla se terminó gracias a la intercepción de los árbitros, y algunos empleados de los clubes que estaban mirando el partido. La violencia volvió a ser protagonista en el fútbol argentino. Esta vez en las divisiones inferiores.
El último fin de semana se desató una batalla campal en un encuentro entre Boca y Huracán disputado en la Quemita, el predio que tiene el Globo en el Bajo Flores. Los chicos de la séptima división se enfrentaron a las piñas en un partido de las divisiones inferiores.
La pelea comenzó cuando Boca le dio vuelta el marcador a Huracán y los jugadores del conjunto de Parque Patricios consideraron que sus rivales estaban haciendo tiempo. Primero fueron insultos y luego continuaron los golpes en el medio de la cancha.
Ante el escándalo que se generó, la AFA decidió sancionar a los 36 jugadores que estaban presentes en el encuentro. Todos fueron suspendidos provisoriamente además del técnico de Boca, Roberto Passucci, que recibió dos fechas y no estará en los próximos compromisos del equipo.
Pese a la brutalidad de los golpes, ningún jugador resultó herido y la batalla se terminó gracias a la intercepción de los árbitros, y algunos empleados de los clubes que estaban mirando el partido. La violencia volvió a ser protagonista en el fútbol argentino. Esta vez en las divisiones inferiores.
Publicar un comentario