Fue en diciembre, cuando Damián Ariel Becerra estacionó su auto en el cruce de Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuva.

La Cámara del Crimen ratificó el procesamiento a un trapito que amenazó con matar a un automovilista que se negó a pagarle. Así lo puso al borde del juicio oral y público.
El hecho ocurrió en diciembre, cuando Damián Ariel Becerra estacionó su auto en el cruce de las calles Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuva, en el barrio de Almagro.
Al bajar del auto, se le acercó Ali Nadir Coronel, quien le exigió plata por cuidarle el coche. Becerra se negó. “Yo tengo conocidos, te voy a matar”, le dijo Coronel, según documentación a la que accedió la agencia DyN.
Entonces, el conductor “dio aviso a un policía que estaba en las inmediaciones", añade el fallo, firmado por los jueces Carlos González, Mariano González Palazzo y Alberto Seijas. El policía intervino y, según el expediente, fue agredido por el trapito, que terminó preso.
Durante el proceso judicial, la defensa de Coronel explicó que su conducta ocurrió dentro de un episodio “de ira u ofuscación”. Pero la Sala Cuarta del tribunal atribuyó la amenaza “a la negativa del damnificado a pagarle” y marcó que el trapito repitió la reacción ante el policía.

La Cámara del Crimen ratificó el procesamiento a un trapito que amenazó con matar a un automovilista que se negó a pagarle. Así lo puso al borde del juicio oral y público.
El hecho ocurrió en diciembre, cuando Damián Ariel Becerra estacionó su auto en el cruce de las calles Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuva, en el barrio de Almagro.
Al bajar del auto, se le acercó Ali Nadir Coronel, quien le exigió plata por cuidarle el coche. Becerra se negó. “Yo tengo conocidos, te voy a matar”, le dijo Coronel, según documentación a la que accedió la agencia DyN.
Entonces, el conductor “dio aviso a un policía que estaba en las inmediaciones", añade el fallo, firmado por los jueces Carlos González, Mariano González Palazzo y Alberto Seijas. El policía intervino y, según el expediente, fue agredido por el trapito, que terminó preso.
Durante el proceso judicial, la defensa de Coronel explicó que su conducta ocurrió dentro de un episodio “de ira u ofuscación”. Pero la Sala Cuarta del tribunal atribuyó la amenaza “a la negativa del damnificado a pagarle” y marcó que el trapito repitió la reacción ante el policía.
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