Tenían entre 16 y 20 años. Se suicidaron de la misma manera en los últimos 10 meses

El suicidio de cuatro jóvenes amigos de entre 16 y 20 años en Villa Elvira, en La Plata, mantiene alerta a los vecinos por la cuota de misterio de los casos. En ninguno existió una carta o una advertencia. Todos fueron repentinos y bruscos. No se sabe si por exclusión, precarización o por un pacto entre ellos para "encontrarse en otra vida", pero los cuatro amigos se ahorcaron en un plazo de diez meses. Las víctimas vivían en un radio de tres manzanas y se conocían desde chicos.
La historia de Gustavo, Cristian, Leandro y Owen tiene un poco de todo eso. "Acá los pibes están muy expuestos. La mayoría no estudia ni trabaja; están todo el día en la calle, en un contexto muy vulnerable", dijo Sergio Zapata, un pastor de una iglesia evangélica, que hace 22 años está en el corazón de Villa Elvira.
"Los chicos del barrio abandonan prematuramente la escuela; se crían solos; la figura paterna prácticamente no existe. Las madres salen a trabajar y los chicos, desde muy pequeños, quedan en la calle", contó una mujer de la zona en diálogo con el portal El Día.
El barrio está triste y preocupado por las pérdidas de estos cuatro amigos. Algunos creen que no se trató de falta de expectativas o futuro, sino que lo asociaron a un culto a San La Muerte.
Vecinos dijeron que –tras el suicidio de los jóvenes- alguien montó una especie de santuario umbanda en 13 y 89 en homenaje a los fallecidos. Fue la Iglesia Católica la que promovió, hace pocos días, el desmantelamiento de esa especie de templo que se había montado en homenaje a los chicos ahorcados. Lograron que los familiares y amigos colaboraran con desarmarlo en poco tiempo.
Los suicidios en serie en Villa Elvira también tienen despiertos a los policías ya que desde septiembre de 2015, la comisaría octava registró diez muertes de jóvenes de entre 15 y 24 años.

El suicidio de cuatro jóvenes amigos de entre 16 y 20 años en Villa Elvira, en La Plata, mantiene alerta a los vecinos por la cuota de misterio de los casos. En ninguno existió una carta o una advertencia. Todos fueron repentinos y bruscos. No se sabe si por exclusión, precarización o por un pacto entre ellos para "encontrarse en otra vida", pero los cuatro amigos se ahorcaron en un plazo de diez meses. Las víctimas vivían en un radio de tres manzanas y se conocían desde chicos.
La historia de Gustavo, Cristian, Leandro y Owen tiene un poco de todo eso. "Acá los pibes están muy expuestos. La mayoría no estudia ni trabaja; están todo el día en la calle, en un contexto muy vulnerable", dijo Sergio Zapata, un pastor de una iglesia evangélica, que hace 22 años está en el corazón de Villa Elvira.
"Los chicos del barrio abandonan prematuramente la escuela; se crían solos; la figura paterna prácticamente no existe. Las madres salen a trabajar y los chicos, desde muy pequeños, quedan en la calle", contó una mujer de la zona en diálogo con el portal El Día.
El barrio está triste y preocupado por las pérdidas de estos cuatro amigos. Algunos creen que no se trató de falta de expectativas o futuro, sino que lo asociaron a un culto a San La Muerte.
Vecinos dijeron que –tras el suicidio de los jóvenes- alguien montó una especie de santuario umbanda en 13 y 89 en homenaje a los fallecidos. Fue la Iglesia Católica la que promovió, hace pocos días, el desmantelamiento de esa especie de templo que se había montado en homenaje a los chicos ahorcados. Lograron que los familiares y amigos colaboraran con desarmarlo en poco tiempo.
Los suicidios en serie en Villa Elvira también tienen despiertos a los policías ya que desde septiembre de 2015, la comisaría octava registró diez muertes de jóvenes de entre 15 y 24 años.
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