Ante más de 70.000 personas en Plaza San Pedro, el papa Francisco puso fin este domingo al Jubileo Extraordinario de la Misericordia

"Pidamos también nosotros el don de esta memoria abierta y viva. Pidamos la gracia de no cerrar nunca la puerta de la reconciliación y del perdón, sino de saber ir más allá del mal y de las divergencias, abriendo cualquier posible vía de esperanza", destacó Francisco tras cerrar la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, la última de las 10.000 abiertas en todo el mundo para la celebración del Año Santo que terminó este domingo.
"Como Dios cree en nosotros, infinitamente más allá de nuestros méritos, también nosotros estamos llamados a infundir esperanza y a dar oportunidad a los demás", pidió el Pontífice en una multitudinaria ceremonia a la que asistieron, entre otros dirigentes de todo el mundo, el Primer Ministro y el Presidente de Italia, Matteo Renzi y Sergio Mattarella, a quienes agradeció "la colaboración y el esfuerzo".
"Porque, aunque se cierra la Puerta santa, permanece siempre abierta de par en par para nosotros la verdadera puerta de la misericordia, que es el Corazón de Cristo. Del costado traspasado del Resucitado brota hasta el fin de los tiempos la misericordia, la consolación y la esperanza", agregó el Obispo de Roma en la última actividad del Jubileo del que, sólo en la capital italiana, participaron más de 21 millones de personas.
Después de rezar en silencio y escuchar por última vez el himno jubilar "Misericordes Sicut Pater", el Papa cerró solo la Puerta Santa a las 10 locales (6 de Argentina), que permanecerá así cerrada hasta el próximo Jubileo Ordinario, previsto para 2025.
Durante el Año Santo, que simbólicamente había sido inaugurado en noviembre de 2015 en la catedral de Bangui, capital de República Centroafricana, Francisco dedicó buena parte de sus homilías y catequesis de las audiencias generales al tema de la misericordia.
Además, una vez al mes dedicó de manera sorpresiva un viernes a hacer visitas alusivas a las obras de misericordia, con encuentros con niños, ancianos y enfermos terminales, entre otros.
En esa línea, también dedicó una sábado al mes a dar "audiencias jubilares" en Plaza San pedro para reforzar el mensaje, alcanzando el récord de asistencia en la del 29 de octubre pasado, con 102 mil fieles.

"Pidamos también nosotros el don de esta memoria abierta y viva. Pidamos la gracia de no cerrar nunca la puerta de la reconciliación y del perdón, sino de saber ir más allá del mal y de las divergencias, abriendo cualquier posible vía de esperanza", destacó Francisco tras cerrar la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, la última de las 10.000 abiertas en todo el mundo para la celebración del Año Santo que terminó este domingo.
"Como Dios cree en nosotros, infinitamente más allá de nuestros méritos, también nosotros estamos llamados a infundir esperanza y a dar oportunidad a los demás", pidió el Pontífice en una multitudinaria ceremonia a la que asistieron, entre otros dirigentes de todo el mundo, el Primer Ministro y el Presidente de Italia, Matteo Renzi y Sergio Mattarella, a quienes agradeció "la colaboración y el esfuerzo".
"Porque, aunque se cierra la Puerta santa, permanece siempre abierta de par en par para nosotros la verdadera puerta de la misericordia, que es el Corazón de Cristo. Del costado traspasado del Resucitado brota hasta el fin de los tiempos la misericordia, la consolación y la esperanza", agregó el Obispo de Roma en la última actividad del Jubileo del que, sólo en la capital italiana, participaron más de 21 millones de personas.
Después de rezar en silencio y escuchar por última vez el himno jubilar "Misericordes Sicut Pater", el Papa cerró solo la Puerta Santa a las 10 locales (6 de Argentina), que permanecerá así cerrada hasta el próximo Jubileo Ordinario, previsto para 2025.
#PapaFrancesco chiude la Porta Santa della Basilica Vaticana.#Giubileo @luciobrunelli @Avvenire_NEI pic.twitter.com/QBAsnoc8pr
— Tv2000.it (@TV2000it) 20 de noviembre de 2016
Durante el Año Santo, que simbólicamente había sido inaugurado en noviembre de 2015 en la catedral de Bangui, capital de República Centroafricana, Francisco dedicó buena parte de sus homilías y catequesis de las audiencias generales al tema de la misericordia.
Además, una vez al mes dedicó de manera sorpresiva un viernes a hacer visitas alusivas a las obras de misericordia, con encuentros con niños, ancianos y enfermos terminales, entre otros.
En esa línea, también dedicó una sábado al mes a dar "audiencias jubilares" en Plaza San pedro para reforzar el mensaje, alcanzando el récord de asistencia en la del 29 de octubre pasado, con 102 mil fieles.
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