Lijo se declaró incompetente por entender que debía abrirse una causa nueva; por sorteo el caso recayó en Rafecas, que ya tiene previsto excusarse; la Cámara Federal será la encargada de definir qué magistrado quedará a cargo
La denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner que presentó el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de morir no tiene juez y todo indica que quedará trabada en un conflicto de competencia.
Ayer, primer día hábil después de la feria judicial, el magistrado Ariel Lijo se declaró incompetente para investigarla. La Cámara Federal la sorteó entonces entre los otros jueces que están de turno y le tocó a Daniel Rafecas, pero en su juzgado tienen preparado un borrador para devolverle el caso a Lijo.
Si esto sucede, será el presidente de la Cámara, Martín Irurzun, quien decida qué juez se queda con el caso, Lijo o Rafecas.
De licencia hasta el 20 de febrero, Rafecas es reemplazado en estos días por otro juez de Comodoro Py, Sebastián Ramos. En principio, será Ramos quien disponga si la causa se queda o no en el juzgado de Rafecas, pero rara vez un juez toma una decisión semejante yendo en contra del criterio del titular del juzgado.
En su denuncia, presentada por el 14 de enero pasado, Nisman pidió la indagatoria de la presidenta Cristina Kirchner, a quien acusó de haber sido autora de una conspiración para encubrir a los responsables iraníes del atentado a la AMIA, maniobra de la que también habría participado su canciller, Héctor Timerman. Solicitó además embargos sobre los bienes de ambos.
La regla general es que cada nueva denuncia debe presentarse ante la Cámara para que se sortee el juez que la investigará, pero Nisman llevó la suya directo al juzgado de Lijo. Lo hizo basado en que allí ya se estaba investigando una maniobra de encubrimiento del atentado.
Aquel viejo encubrimiento estaba vinculado con irregularidades en la investigación judicial del ataque a la AMIA. Por esos hechos fueron procesados el ex presidente Carlos Menem, el jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy y el juez Juan José Galeano -que fue incluso destituido-, entre otros. Lijo los procesó en 2009 y desde 2012 esperan el juicio oral.
Como la presentación de Nisman fue en plena feria judicial, Lijo sólo se limitó a tomar las medidas más urgentes; por ejemplo, garantizar que no se perdieran pruebas. El resto, que incluía decidir si se quedaba o no con la causa, podía esperar.
Ayer, finalmente, decidió que no lo haría. Sostuvo que un encubrimiento es independiente del otro y que no se dan los requisitos legales para que se deban "tramitar en forma conjunta".
Lijo advirtió que lo denunciado por Nisman son "hechos nuevos", que los imputados no coinciden y que hay una enorme diferencia temporal entre un supuesto delito y el otro. El primero se habría cometido antes de 2004; el que denuncia Nisman, entre 2011 y 2013, cuando Lijo ya había terminado de investigar y elevado a juicio a los principales acusados del encubrimiento ligado al menemismo. Con estos argumentos, Lijo envió el caso a sorteo a primera hora de ayer.
Rafecas, antes de irse de vacaciones y previendo que el caso podría tocarle (era uno de los cinco jueces de turno en condiciones de recibirlo) dejó listo un breve proyecto rechazando la competencia.
Fuentes judiciales relataron a la nacion que en ese boceto Rafecas admitió que los hechos son diferentes, pero sostuvo que están conectados y que, por cuestiones de practicidad y celeridad, es conveniente no iniciar un nuevo caso de cero. "Sólo el expediente central de la causa AMIA tiene más de 120.000 fojas", advirtió un funcionario judicial que conoce la opinión de Rafecas. Dijo también que dos jueces distintos investigando hechos similares podrían llegar a conclusiones contradictorias.
Si Ramos decide seguir el criterio del titular del juzgado, le devolverá el expediente a Lijo. En ese caso, Lijo deberá resolver si después de leer los argumentos de su colega, mantiene su criterio original o no. Si decide mantenerlo, queda "trabada la contienda" y la discusión la resuelve el presidente de la Cámara Federal.
Mientras tanto, la investigación contra la Presidenta y sus presuntos cómplices todavía no empezó. No hubo aún un requerimiento fiscal que dé inicio formalmente a la causa.
Tras la muerte de Nisman, también se demorará la causa principal por el atentado, que instruye Rodolfo Canicoba Corral. Si bien el fiscal del caso es Guillermo Marijuan, en la práctica era Nisman, como titular de la UFI-AMIA (una unidad especial con presupuesto autónomo y más de 40 empleados), quien llevaba el impulso de la investigación.
La denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner que presentó el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de morir no tiene juez y todo indica que quedará trabada en un conflicto de competencia.
Ayer, primer día hábil después de la feria judicial, el magistrado Ariel Lijo se declaró incompetente para investigarla. La Cámara Federal la sorteó entonces entre los otros jueces que están de turno y le tocó a Daniel Rafecas, pero en su juzgado tienen preparado un borrador para devolverle el caso a Lijo.
Si esto sucede, será el presidente de la Cámara, Martín Irurzun, quien decida qué juez se queda con el caso, Lijo o Rafecas.
De licencia hasta el 20 de febrero, Rafecas es reemplazado en estos días por otro juez de Comodoro Py, Sebastián Ramos. En principio, será Ramos quien disponga si la causa se queda o no en el juzgado de Rafecas, pero rara vez un juez toma una decisión semejante yendo en contra del criterio del titular del juzgado.
En su denuncia, presentada por el 14 de enero pasado, Nisman pidió la indagatoria de la presidenta Cristina Kirchner, a quien acusó de haber sido autora de una conspiración para encubrir a los responsables iraníes del atentado a la AMIA, maniobra de la que también habría participado su canciller, Héctor Timerman. Solicitó además embargos sobre los bienes de ambos.
La regla general es que cada nueva denuncia debe presentarse ante la Cámara para que se sortee el juez que la investigará, pero Nisman llevó la suya directo al juzgado de Lijo. Lo hizo basado en que allí ya se estaba investigando una maniobra de encubrimiento del atentado.
Aquel viejo encubrimiento estaba vinculado con irregularidades en la investigación judicial del ataque a la AMIA. Por esos hechos fueron procesados el ex presidente Carlos Menem, el jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy y el juez Juan José Galeano -que fue incluso destituido-, entre otros. Lijo los procesó en 2009 y desde 2012 esperan el juicio oral.
Como la presentación de Nisman fue en plena feria judicial, Lijo sólo se limitó a tomar las medidas más urgentes; por ejemplo, garantizar que no se perdieran pruebas. El resto, que incluía decidir si se quedaba o no con la causa, podía esperar.
Ayer, finalmente, decidió que no lo haría. Sostuvo que un encubrimiento es independiente del otro y que no se dan los requisitos legales para que se deban "tramitar en forma conjunta".
Lijo advirtió que lo denunciado por Nisman son "hechos nuevos", que los imputados no coinciden y que hay una enorme diferencia temporal entre un supuesto delito y el otro. El primero se habría cometido antes de 2004; el que denuncia Nisman, entre 2011 y 2013, cuando Lijo ya había terminado de investigar y elevado a juicio a los principales acusados del encubrimiento ligado al menemismo. Con estos argumentos, Lijo envió el caso a sorteo a primera hora de ayer.
Rafecas, antes de irse de vacaciones y previendo que el caso podría tocarle (era uno de los cinco jueces de turno en condiciones de recibirlo) dejó listo un breve proyecto rechazando la competencia.
Fuentes judiciales relataron a la nacion que en ese boceto Rafecas admitió que los hechos son diferentes, pero sostuvo que están conectados y que, por cuestiones de practicidad y celeridad, es conveniente no iniciar un nuevo caso de cero. "Sólo el expediente central de la causa AMIA tiene más de 120.000 fojas", advirtió un funcionario judicial que conoce la opinión de Rafecas. Dijo también que dos jueces distintos investigando hechos similares podrían llegar a conclusiones contradictorias.
Si Ramos decide seguir el criterio del titular del juzgado, le devolverá el expediente a Lijo. En ese caso, Lijo deberá resolver si después de leer los argumentos de su colega, mantiene su criterio original o no. Si decide mantenerlo, queda "trabada la contienda" y la discusión la resuelve el presidente de la Cámara Federal.
Mientras tanto, la investigación contra la Presidenta y sus presuntos cómplices todavía no empezó. No hubo aún un requerimiento fiscal que dé inicio formalmente a la causa.
Tras la muerte de Nisman, también se demorará la causa principal por el atentado, que instruye Rodolfo Canicoba Corral. Si bien el fiscal del caso es Guillermo Marijuan, en la práctica era Nisman, como titular de la UFI-AMIA (una unidad especial con presupuesto autónomo y más de 40 empleados), quien llevaba el impulso de la investigación.
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