Los jihadistas tomaron anteayer Ramadi, a 100 kilómetros de Bagdad
Tras la caída de la ciudad de Ramadi en manos del grupo jihadista Estado Islámico (EI), las autoridades iraquíes comenzaron a movilizar a combatientes chiitas para que ayuden a las fuerzas regulares a recuperar el estratégico enclave, capital de la provincia de Al-Anbar y ubicado a poco más de 100 kilómetros de Bagdad.
El Ministerio de Defensa iraquí informó en un comunicado que el gobierno ya envió combatientes, carros de combate y vehículos blindados a la base militar de Al-Habaniya, 40 kilómetros al este de Ramadi. "Tanto las fuerzas de seguridad como la milicia chiita Multitud Popular se preparan para liberar Ramadi de los jihadistas", señaló el comunicado oficial.
Después de varios días de combates, milicianos de Estado Islámico tomaron anteayer Ramadi en una ofensiva repentina que sorprendió a las autoridades de Bagdad y supuso un duro revés para el gobierno de Haidar al-Abadi, volcado en las últimas semanas en expulsar a los islamistas de Al-Anbar.
Las milicias chiitas progubernamentales se han convertido en Irak en un elemento clave en la lucha contra los jihadistas, pero también se han visto salpicadas por denuncias de abusos y de represalias contra la población civil de credo sunnita, acusada de apoyar a EI.
En la recuperación de la capital de la provincia de Saladino, Tikrit, que se materializó a fines de marzo, participó una fuerza compuesta por 30.000 combatientes, de los cuales alrededor de 20.000 eran milicianos chiitas. La liberación de esta provincia, de mayoría sunnita, al igual que Al-Anbar, estuvo ensombrecida por acusaciones de abusos cometidos por esas milicias contra la población local, que incluso llevaron al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a mostrar públicamente su preocupación por las "denuncias de asesinatos, secuestros y destrucción de propiedades".
Por esa razón, los principales jeques de Al-Anbar se habían negado a que estos grupos armados progubernamentales participaran en los combates contra EI en la provincia, a pesar de los estragos que estaban causando los extremistas.
Sin embargo, la conquista jihadista de Ramadi ha hecho cambiar de opinión a los líderes de los clanes sunnitas, que han aceptado el envío de milicianos chiitas junto a las fuerzas regulares del ejército.
En tanto, el líder de Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, llamó a sus seguidores a "liberar Bagdad y Kerbala" tras la toma de Ramadi. La autenticidad del mensaje de audio de Al-Baghdadi no pudo ser verificada.
Tras la caída de la ciudad de Ramadi en manos del grupo jihadista Estado Islámico (EI), las autoridades iraquíes comenzaron a movilizar a combatientes chiitas para que ayuden a las fuerzas regulares a recuperar el estratégico enclave, capital de la provincia de Al-Anbar y ubicado a poco más de 100 kilómetros de Bagdad.
El Ministerio de Defensa iraquí informó en un comunicado que el gobierno ya envió combatientes, carros de combate y vehículos blindados a la base militar de Al-Habaniya, 40 kilómetros al este de Ramadi. "Tanto las fuerzas de seguridad como la milicia chiita Multitud Popular se preparan para liberar Ramadi de los jihadistas", señaló el comunicado oficial.
Después de varios días de combates, milicianos de Estado Islámico tomaron anteayer Ramadi en una ofensiva repentina que sorprendió a las autoridades de Bagdad y supuso un duro revés para el gobierno de Haidar al-Abadi, volcado en las últimas semanas en expulsar a los islamistas de Al-Anbar.
Las milicias chiitas progubernamentales se han convertido en Irak en un elemento clave en la lucha contra los jihadistas, pero también se han visto salpicadas por denuncias de abusos y de represalias contra la población civil de credo sunnita, acusada de apoyar a EI.
En la recuperación de la capital de la provincia de Saladino, Tikrit, que se materializó a fines de marzo, participó una fuerza compuesta por 30.000 combatientes, de los cuales alrededor de 20.000 eran milicianos chiitas. La liberación de esta provincia, de mayoría sunnita, al igual que Al-Anbar, estuvo ensombrecida por acusaciones de abusos cometidos por esas milicias contra la población local, que incluso llevaron al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a mostrar públicamente su preocupación por las "denuncias de asesinatos, secuestros y destrucción de propiedades".
Por esa razón, los principales jeques de Al-Anbar se habían negado a que estos grupos armados progubernamentales participaran en los combates contra EI en la provincia, a pesar de los estragos que estaban causando los extremistas.
Sin embargo, la conquista jihadista de Ramadi ha hecho cambiar de opinión a los líderes de los clanes sunnitas, que han aceptado el envío de milicianos chiitas junto a las fuerzas regulares del ejército.
En tanto, el líder de Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, llamó a sus seguidores a "liberar Bagdad y Kerbala" tras la toma de Ramadi. La autenticidad del mensaje de audio de Al-Baghdadi no pudo ser verificada.
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