El dentista estadounidense Walter James Palmer que admitió haber matado a Cecil por 55.000 dólares fue escrachado en su consultorio odontológico, que debió cerrar en Minesota
El dentista estadounidense Walter James Palmer que admitió haber matado a Cecil, el león más famoso de Zimbabue, sufrió miles de críticas en las redes sociales y la condena de gran parte de la sociedad de Minesota, donde vive.
Tan fuerte fue la repercusión negativa de la noticia de la muerte de Cecil, que el odontólogo, que pagó 55.000 dólares para darle caza, debió cerrar su consultorio por el repudio de la gente que llegó a dejarle peluches de animales salvajes en su puerta, aseguró el diario The New York Times.
"Sos un cobarde y un asesino", decía uno de los carteles exhibidos en la puerta del consultorio. Varios chicos también acercaron sus juguetes y peluches con forma de animales hasta su oficina. Inclusive, adjuntaron cartas de repudio y carteles preguntándole porqué había cazado a Cecil.
Palmer se defendió de las críticas y afirmó que actuó convencido de que la cacería en la que participó era legal y que contaba con "todos los permisos" necesarios. "Que yo sepa, todo lo relacionado con el viaje fue legal y adecuadamente gestionado y conducido", indicó Palmer, en un comunicado divulgado hoy por varios medios estadounidenses.
El dentista estadounidense Walter James Palmer que admitió haber matado a Cecil, el león más famoso de Zimbabue, sufrió miles de críticas en las redes sociales y la condena de gran parte de la sociedad de Minesota, donde vive.
Tan fuerte fue la repercusión negativa de la noticia de la muerte de Cecil, que el odontólogo, que pagó 55.000 dólares para darle caza, debió cerrar su consultorio por el repudio de la gente que llegó a dejarle peluches de animales salvajes en su puerta, aseguró el diario The New York Times.
"Sos un cobarde y un asesino", decía uno de los carteles exhibidos en la puerta del consultorio. Varios chicos también acercaron sus juguetes y peluches con forma de animales hasta su oficina. Inclusive, adjuntaron cartas de repudio y carteles preguntándole porqué había cazado a Cecil.
Palmer se defendió de las críticas y afirmó que actuó convencido de que la cacería en la que participó era legal y que contaba con "todos los permisos" necesarios. "Que yo sepa, todo lo relacionado con el viaje fue legal y adecuadamente gestionado y conducido", indicó Palmer, en un comunicado divulgado hoy por varios medios estadounidenses.
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