“El Gordo” Fernando fue detenido ayer en su casa, de la que no salía hacía 5 años. Dirigía por teléfono a sus vendedores. Para llevárselo preso tuvieron que pedir asistencia al SAME y a los Bomberos.
Los vecinos lo conocen como “El Gordo” Fernando, aunque rara vez se había dejado ver en público. Hacía unos cinco años que vivía encerrado, sin abrir las ventanas y sin salir jamás al exterior. Apenas abría para atender a los empleados del supermercado chino o la verdulería, a quienes les recibía la mercadería y les pagaba a través de las rejas, pero sin dejar entrar a nadie. Todos en el barrio recuerdan además que hace un tiempo su pareja había sido víctima de un extraño secuestro exprés. Por eso, no se sorprendieron tanto ayer cuando vieron llegar a la Policía y tirar la puerta abajo.
Buscaban a Fernando B., de 45 años, un hombre que pesa unos 250 kilos y que vivía prácticamente postrado en una cama de la planta alta de su casa de Caballito. Ayer fueron a detenerlo en el marco de una serie de allanamientos simultáneos en una causa por narcotráfico, pero nada resultó fácil por los problemas de movilidad del sospechoso: para trasladarlo demoraron horas y tuvieron que intervenir el SAME y los Bomberos.
El hombre, según dijeron a Clarín fuentes del caso, manejaba por teléfono una red de venta de cocaína al menudeo y trabajaba encerrado en su casa, adonde recibía la droga, la fraccionaba y se las entregaba a sus vendedores para la distribución final. En la causa se hicieron once allanamientos en Capital y en Provincia (en Ramos Mejía, Grand Bourg, General Pacheco, Laferrere), ordenados por el juez federal Claudio Bonadio y concretados por la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Federal. En total hubo 8 detenidos, incluido Fernando, se secuestraron 29 teléfonos celulares, dos coches, balanzas de precisión, 81 mil pesos en efectivo y dos kilos y medio de cocaína.
En la casa del “Gordo” Fernando, ubicada en Pujol al 1000, se secuestraron alrededor de 400 gramos de cocaína y 31 mil pesos en efectivo. El operativo de su arresto se demoró tanto –algunas fuentes hablaron de cinco horas– que en la puerta se reunieron vecinos y periodistas a la espera de que lo sacaran.
El hombre, según dijeron los vecinos, vive en pareja y tiene tres hijas adolescentes, todas menores. La sospecha en la causa es que el negocio no era solo suyo y que parte de su familia podría haber participado, ya que Fernando casi no salía de su cama por sus complicaciones respiratorias, que le impedían moverse bien.
“Los investigadores sabían que en el chalé manejaban drogas, pero no conocían al detenido porque hacía todo a puertas cerradas. Las entregas de cocaína eran en pequeñas cantidades y siempre a través de la ventana, era como un bunker”, detalló una fuente. Lo tenían bien identificado por las escuchas telefónicas – controlaba a todos sus vendedores a través del celular desde la cama –, pero nunca le habían visto la cara.
Al entrar en el chalé, a eso de las cinco de la madrugada de ayer, la Policía se encontró con la sorpresa del hombre de 250 kilos tendido en su cama, en la planta alta. Allí también estaban su esposa y sus hijas. Lo que siguió fue una insólita secuencia que incluyó a los Bomberos y ambulancias del SAME, mientras se debatía si se usarían arneses y una grúa para sacarlo por una ventana.
En eso, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó en moto para presenciar el operativo, que ya era transmitido en vivo por televisión. “No puedo dar ningún dato porque todavía faltan algunas diligencias”, dijo.
Por fin, cerca del mediodía, sacaron a Fernando de la casa. Personal de Bomberos y del SAME lo bajaron a paso muy lento. “Es que hace dos pasos y tiene que ayudarse con una mascarilla de oxígeno para tomar aire”, explicó un vocero.
Lo subieron a una ambulancia y lo llevaron al Hospital Alvarez.
Según contaron los vecinos a Clarín, el hombre también es propietario de una pequeña flota de taxis. “La mujer se maneja en taxi todo el tiempo. Y todas las mañanas le dejan un par de cajas de vino en la puerta y a veces, de madrugada, llega una camioneta que se quedar un rato y se va. Es muy raro todo”, señalaron.
Fuente: Clarin
Los vecinos lo conocen como “El Gordo” Fernando, aunque rara vez se había dejado ver en público. Hacía unos cinco años que vivía encerrado, sin abrir las ventanas y sin salir jamás al exterior. Apenas abría para atender a los empleados del supermercado chino o la verdulería, a quienes les recibía la mercadería y les pagaba a través de las rejas, pero sin dejar entrar a nadie. Todos en el barrio recuerdan además que hace un tiempo su pareja había sido víctima de un extraño secuestro exprés. Por eso, no se sorprendieron tanto ayer cuando vieron llegar a la Policía y tirar la puerta abajo.
Buscaban a Fernando B., de 45 años, un hombre que pesa unos 250 kilos y que vivía prácticamente postrado en una cama de la planta alta de su casa de Caballito. Ayer fueron a detenerlo en el marco de una serie de allanamientos simultáneos en una causa por narcotráfico, pero nada resultó fácil por los problemas de movilidad del sospechoso: para trasladarlo demoraron horas y tuvieron que intervenir el SAME y los Bomberos.
El hombre, según dijeron a Clarín fuentes del caso, manejaba por teléfono una red de venta de cocaína al menudeo y trabajaba encerrado en su casa, adonde recibía la droga, la fraccionaba y se las entregaba a sus vendedores para la distribución final. En la causa se hicieron once allanamientos en Capital y en Provincia (en Ramos Mejía, Grand Bourg, General Pacheco, Laferrere), ordenados por el juez federal Claudio Bonadio y concretados por la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Federal. En total hubo 8 detenidos, incluido Fernando, se secuestraron 29 teléfonos celulares, dos coches, balanzas de precisión, 81 mil pesos en efectivo y dos kilos y medio de cocaína.
En la casa del “Gordo” Fernando, ubicada en Pujol al 1000, se secuestraron alrededor de 400 gramos de cocaína y 31 mil pesos en efectivo. El operativo de su arresto se demoró tanto –algunas fuentes hablaron de cinco horas– que en la puerta se reunieron vecinos y periodistas a la espera de que lo sacaran.
El hombre, según dijeron los vecinos, vive en pareja y tiene tres hijas adolescentes, todas menores. La sospecha en la causa es que el negocio no era solo suyo y que parte de su familia podría haber participado, ya que Fernando casi no salía de su cama por sus complicaciones respiratorias, que le impedían moverse bien.
“Los investigadores sabían que en el chalé manejaban drogas, pero no conocían al detenido porque hacía todo a puertas cerradas. Las entregas de cocaína eran en pequeñas cantidades y siempre a través de la ventana, era como un bunker”, detalló una fuente. Lo tenían bien identificado por las escuchas telefónicas – controlaba a todos sus vendedores a través del celular desde la cama –, pero nunca le habían visto la cara.
Al entrar en el chalé, a eso de las cinco de la madrugada de ayer, la Policía se encontró con la sorpresa del hombre de 250 kilos tendido en su cama, en la planta alta. Allí también estaban su esposa y sus hijas. Lo que siguió fue una insólita secuencia que incluyó a los Bomberos y ambulancias del SAME, mientras se debatía si se usarían arneses y una grúa para sacarlo por una ventana.
En eso, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó en moto para presenciar el operativo, que ya era transmitido en vivo por televisión. “No puedo dar ningún dato porque todavía faltan algunas diligencias”, dijo.
Por fin, cerca del mediodía, sacaron a Fernando de la casa. Personal de Bomberos y del SAME lo bajaron a paso muy lento. “Es que hace dos pasos y tiene que ayudarse con una mascarilla de oxígeno para tomar aire”, explicó un vocero.
Lo subieron a una ambulancia y lo llevaron al Hospital Alvarez.
Según contaron los vecinos a Clarín, el hombre también es propietario de una pequeña flota de taxis. “La mujer se maneja en taxi todo el tiempo. Y todas las mañanas le dejan un par de cajas de vino en la puerta y a veces, de madrugada, llega una camioneta que se quedar un rato y se va. Es muy raro todo”, señalaron.
Fuente: Clarin
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