Con gol de Milito, Racing le ganó el clásico a Independiente

La "Academia" ganó 1-0 en su estadio con gol de Diego Milito, de penal. Federico Mancuello, que jugaba por el artículo 225, fue nuevamente expulsado.


No importaba que Racing esté a días de jugar, probablemente, el partido más importante de los últimos años de su historia. Y no importa que Milito haya terminado acalambrado y se haya puesto en riesgo en un partido en el cual puede tener revancha dentro de unos meses. Menos importa que Bou haya terminado extenuado y que Videla haya salido por precaución. Cocca repitió ocho de los once que perdieron 1-0 con Guaraní el jueves y volverán a jugar en cuatro días y le salió bien. Racing fue superior a Independiente y lo derrotó por 1-0 con gol de Milito, de penal.



Más dinámico, más práctico y vertical arrancó La Academia. Aued al timón, Videla arremangado y Romero más adelantado detrás de la dupla Milito-Bou. El Luli administrando, Romero oxigenando y asociándose para que los de arriba hagan la diferencia. Fue más punzante el equipo de Cocca en el primer tiempo del clásico.

Bou tuvo una clara bien tapada por Rodríguez y cinco minutos después, habilitó a Acuña dentro del área con un pase genial pivoteando de primera y en el aire. Cuesta lo bajó, Delfino no dudó y Milito abrió el pie para que el Ruso, aun adivinando el palo, no alcance a sacarla.

Independiente, en cambio, atraviesa una realidad monotemática: sólo piensa en revertir el flojo presente en el torneo local para estirar la agonía de Almirón. Independiente fue contragolpe y poco más; fue Mancuello y Pisano buscando encontrar mal parada a la defensa, fue Albertengo raspando y mendigando un rebote, fue un buen remate aislado de Benítez –de pálido PT- que despejó Saja.

El salto de calidad, la diferencia, estuvo en el bloque ofensivo de La Academia. El Rojo toqueteó, la hizo circular, pero sin profundidad. Terminó mejor el PT y entró mejor en el ST. Mejor pero igual de chato y poco profundo. Tardó demasiado Almirón en poner a Riaño y una eternidad en meter a Pizzini.



Racing, que parecía replegado y hasta sometido, volvió a llegar con más claridad: primero cuando Milito le sirvió el gol a un Romero que, sin convicción, eligió el pase al centro en lugar de gatillar, después con un gol bien anulado a Cerro por offside y enseguida con un buen disparo de Pillud que contuvo el Ruso. Gran partido del arquero del Rojo, que también le negó el 2-0 a Milito en un mano a mano.

El resultado no se modificó. Racing, ahora sí, con el ánimo por las nubes y algunas piernas un poco cansadas, se pondrá a pensar en lo que más importa: avanzar en la Copa. Enfrente, la incertidumbre se apodera del futuro de Almirón. Avellaneda es albiceleste.

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