La familia del agente asegura que tenía información sobre casos de corrupción en la Fuerza y que había contado que estaba en peligro. Un fiscal sospecha que los comisarios involucrados frenaron la búsqueda.
Cuatro jefes y dos agentes de la Policía de Río Negro fueron desplazados de sus cargos e imputados por la desaparición del oficial Lucas Muñoz (29), de quien no se tienen noticias desde hace 15 días. Según el fiscal que investiga el caso, los policías actuaron de manera irregular e intentaron frenar la búsqueda. La hipótesis más fuerte es que Muñoz descubrió graves hechos corrupción en la Fuerza y estudiaba denunciarlos. Esa información habría marcado su futuro.
Los policías suspendidos son Manuel Poblete, subjefe de la Unidad Regional III; David Paz, jefe de Seguridad Vial; Jorge Elizondo, titular de la comisaría 42°; José Jaramillo, subcomisario de la misma seccional; y los oficial Julián Morales y Luis Irusta. También se conoció la detención de otro agente en la localidad de Catriel, aunque no trascendió su identidad ni su cargo.
El juez de Instrucción Bernardo Campana le habría sugerido al gobernador Alberto Weretilneck desafectar a la Policía provincial de la investigación y la búsqueda del agente porque no confiaba en su imparcialidad. Por eso, el personal de Gendarmería y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria quedó a cargo de los operativos.
El 14 de julio, Muñoz salió a las 13 de la pensión en la que vivía desde octubre de 2015 (era oriundo de la localidad rionegrina de Ramos Mexía), ubicada en el centro de Bariloche, y se dirigió hacia la parada del colectivo que lo trasladaba diariamente a la Comisaría 42°, en el barrio 2 de abril, una de las zonas más calientes de la ciudad. Testigos declararon que a las 13.20 lo observaron conversando con alguien que conducía un Chevrolet Corsa gris, a metros de la seccional. Fue la última vez que lo vieron.
Para la familia de Muñoz, hay policías involucrados en la misteriosa desaparición. Su novia, Daniela Rodio, declaró que el día antes de esfumarse, el agente le había rogado que abandonara Bariloche porque su vida “corría peligro”. “Me dijo que me fuera. Yo le pregunté los motivos y no quiso explicarme qué pasaba. Discutimos mucho esa noche”, le relató al diario Clarín.
Cuatro jefes y dos agentes de la Policía de Río Negro fueron desplazados de sus cargos e imputados por la desaparición del oficial Lucas Muñoz (29), de quien no se tienen noticias desde hace 15 días. Según el fiscal que investiga el caso, los policías actuaron de manera irregular e intentaron frenar la búsqueda. La hipótesis más fuerte es que Muñoz descubrió graves hechos corrupción en la Fuerza y estudiaba denunciarlos. Esa información habría marcado su futuro.
Los policías suspendidos son Manuel Poblete, subjefe de la Unidad Regional III; David Paz, jefe de Seguridad Vial; Jorge Elizondo, titular de la comisaría 42°; José Jaramillo, subcomisario de la misma seccional; y los oficial Julián Morales y Luis Irusta. También se conoció la detención de otro agente en la localidad de Catriel, aunque no trascendió su identidad ni su cargo.
El juez de Instrucción Bernardo Campana le habría sugerido al gobernador Alberto Weretilneck desafectar a la Policía provincial de la investigación y la búsqueda del agente porque no confiaba en su imparcialidad. Por eso, el personal de Gendarmería y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria quedó a cargo de los operativos.
El 14 de julio, Muñoz salió a las 13 de la pensión en la que vivía desde octubre de 2015 (era oriundo de la localidad rionegrina de Ramos Mexía), ubicada en el centro de Bariloche, y se dirigió hacia la parada del colectivo que lo trasladaba diariamente a la Comisaría 42°, en el barrio 2 de abril, una de las zonas más calientes de la ciudad. Testigos declararon que a las 13.20 lo observaron conversando con alguien que conducía un Chevrolet Corsa gris, a metros de la seccional. Fue la última vez que lo vieron.
Para la familia de Muñoz, hay policías involucrados en la misteriosa desaparición. Su novia, Daniela Rodio, declaró que el día antes de esfumarse, el agente le había rogado que abandonara Bariloche porque su vida “corría peligro”. “Me dijo que me fuera. Yo le pregunté los motivos y no quiso explicarme qué pasaba. Discutimos mucho esa noche”, le relató al diario Clarín.
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