El mandatario firmó un decreto que oficializa la suba de un tributo sobre los combustibles. El gobierno aseguró que el ajuste presupuestario, que se suma a otro anunciado en marzo pasado, es "absolutamente necesario" para el cumplimiento de la meta fiscal y la recuperación de la economía.
El Gobierno brasileño anunció un nuevo recorte en los gastos previstos en el presupuesto de este año, esta vez de 5.900 millones de reales (unos 1.900 millones de dólares), y una elevación de algunos de los impuestos que inciden sobre los combustibles, con el fin de cumplir su meta fiscal.
Michel Temer firmó el decreto que oficializa el aumento de un tributo sobre la gasolina, el diésel y el etanol, y con el que el Ejecutivo espera recaudar 10.400 millones de reales (unos 3.300 millones de dólares) adicionales en lo que resta del año.
La subida "es absolutamente necesaria" para "la preservación del ajuste fiscal y la manutención de la trayectoria de recuperación de la economía brasileña", señalaron los ministerios de Hacienda y de Planificación en un comunicado conjunto.
El nuevo recorte en los gastos, que el Gobierno señala que "deberá ser compensado por ingresos extraordinarios" aún este año, se suma a otro anunciado en marzo pasado por valor de 42.100 millones de reales (unos 13.500 millones de dólares) de distintas partidas presupuestarias.
El Ejecutivo espera que las medidas sean suficientes para garantizar el cumplimiento de la meta fiscal que se impuso para 2017, cuando espera limitar el déficit público del país en 139.000 millones de reales (unos 44.000 millones de dólares), que equivale a alrededor del 2,0 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Esa meta no estaba del todo garantizada ante la rebaja progresiva de las expectativas de crecimiento para este año, que afectan directamente la recaudación por parte de la administración pública.
El Gobierno brasileño anunció en junio que volverá a rebajar la perspectiva de crecimiento del PIB, que en abril pasado era del 0,5 % frente al 1,0 % previsto en los primeros días del año.
Igualmente, el mercado financiero ha rebajado recientemente sus previsiones de crecimiento para la economía brasileña hasta el 0,34 % en 2017, una expansión leve que pondría fin a dos años de profunda recesión en los que el PIB del país cayó en el acumulado más del siete por ciento.
Brasil registró en los primeros cinco meses de 2017 un déficit primario en sus cuentas públicas de 15.631 millones de reales (5.000 millones de dólares), lo que supone un 14 % más con respecto al mismo periodo de 2016, según datos del Banco Central.
Las pronósticos del Gobierno señalan que 2017 será el cuarto año consecutivo con déficit primario, tras el récord de 155.791 millones de reales (unos 49.000 millones de dólares) registrado en 2016.
La revisión de los principales indicadores macroeconómicos se produce en medio de una crisis política histórica que ha amenazado la continuidad del Gobierno de Temer, a quien la Fiscalía denunció en junio pasado por un supuesto delito de corrupción pasiva.
El Gobierno brasileño anunció un nuevo recorte en los gastos previstos en el presupuesto de este año, esta vez de 5.900 millones de reales (unos 1.900 millones de dólares), y una elevación de algunos de los impuestos que inciden sobre los combustibles, con el fin de cumplir su meta fiscal.
Michel Temer firmó el decreto que oficializa el aumento de un tributo sobre la gasolina, el diésel y el etanol, y con el que el Ejecutivo espera recaudar 10.400 millones de reales (unos 3.300 millones de dólares) adicionales en lo que resta del año.
La subida "es absolutamente necesaria" para "la preservación del ajuste fiscal y la manutención de la trayectoria de recuperación de la economía brasileña", señalaron los ministerios de Hacienda y de Planificación en un comunicado conjunto.
El nuevo recorte en los gastos, que el Gobierno señala que "deberá ser compensado por ingresos extraordinarios" aún este año, se suma a otro anunciado en marzo pasado por valor de 42.100 millones de reales (unos 13.500 millones de dólares) de distintas partidas presupuestarias.
El Ejecutivo espera que las medidas sean suficientes para garantizar el cumplimiento de la meta fiscal que se impuso para 2017, cuando espera limitar el déficit público del país en 139.000 millones de reales (unos 44.000 millones de dólares), que equivale a alrededor del 2,0 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Esa meta no estaba del todo garantizada ante la rebaja progresiva de las expectativas de crecimiento para este año, que afectan directamente la recaudación por parte de la administración pública.
El Gobierno brasileño anunció en junio que volverá a rebajar la perspectiva de crecimiento del PIB, que en abril pasado era del 0,5 % frente al 1,0 % previsto en los primeros días del año.
Igualmente, el mercado financiero ha rebajado recientemente sus previsiones de crecimiento para la economía brasileña hasta el 0,34 % en 2017, una expansión leve que pondría fin a dos años de profunda recesión en los que el PIB del país cayó en el acumulado más del siete por ciento.
Brasil registró en los primeros cinco meses de 2017 un déficit primario en sus cuentas públicas de 15.631 millones de reales (5.000 millones de dólares), lo que supone un 14 % más con respecto al mismo periodo de 2016, según datos del Banco Central.
Las pronósticos del Gobierno señalan que 2017 será el cuarto año consecutivo con déficit primario, tras el récord de 155.791 millones de reales (unos 49.000 millones de dólares) registrado en 2016.
La revisión de los principales indicadores macroeconómicos se produce en medio de una crisis política histórica que ha amenazado la continuidad del Gobierno de Temer, a quien la Fiscalía denunció en junio pasado por un supuesto delito de corrupción pasiva.
Publicar un comentario