El dramático hecho ocurrió en San Francisco Solano. Miguel Paccor, de 26 años, fue sorprendido por dos motochorros cuando volvía de la facultad a su hogar.
El conurbano bonaerense volvió a verse sacudido por un hecho de inseguridad. En este caso, la tragedia sucedió en Quilmes: Miguel Paccor, un estudiante de ingeniería de 26 años, perdió la vida tras haber sido sorprendido por dos motochorros que le dispararon cuatro veces para robarle el celular. El joven volvía de la facultad a su casa, en la localidad de San Francisco Solano.
Todo ocurrió el jueves por la noche, cuando Miguel regresaba después de un viaje de dos horas desde la Universidad de General Sarmiento, en Los Polvorines, donde cursaba la carrera de Ingeniería. Se bajó del colectivo y, a la altura de la intersección de la calles 815 y 898, dos ladrones en moto quisieron sacarle el teléfono móvil. No hubo resistencia, pero igualmente fue acribillado a sangre fría. Una ambulancia lo trasladó al hospital Oller de Solano, donde murió a los pocos minutos, según informó Clarín.
Su madre lo recordó en el medio del dolor por la pérdida: “En menos de dos años se había recibido de electricista, y ahora estudiaba Ingeniería. Hacía changas para pagarse los estudios. Y lo mataron como a un perro. Un hijo sano. Lo que pido es que no les pase a otros chicos“.
El conurbano bonaerense volvió a verse sacudido por un hecho de inseguridad. En este caso, la tragedia sucedió en Quilmes: Miguel Paccor, un estudiante de ingeniería de 26 años, perdió la vida tras haber sido sorprendido por dos motochorros que le dispararon cuatro veces para robarle el celular. El joven volvía de la facultad a su casa, en la localidad de San Francisco Solano.
Todo ocurrió el jueves por la noche, cuando Miguel regresaba después de un viaje de dos horas desde la Universidad de General Sarmiento, en Los Polvorines, donde cursaba la carrera de Ingeniería. Se bajó del colectivo y, a la altura de la intersección de la calles 815 y 898, dos ladrones en moto quisieron sacarle el teléfono móvil. No hubo resistencia, pero igualmente fue acribillado a sangre fría. Una ambulancia lo trasladó al hospital Oller de Solano, donde murió a los pocos minutos, según informó Clarín.
Su madre lo recordó en el medio del dolor por la pérdida: “En menos de dos años se había recibido de electricista, y ahora estudiaba Ingeniería. Hacía changas para pagarse los estudios. Y lo mataron como a un perro. Un hijo sano. Lo que pido es que no les pase a otros chicos“.
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