Cayó Néstor Aníbal, el argentino que se convirtió en el mejor falsificador de España



Ni su mujer sabía su nombre, Néstor Aníbal, nacido en Argentina hace 70 años, aunque casi la mitad de ellos lleva viviendo en España con cuatro identidades, tres falsas. Tras casi dos años de investigación la Policía Nacional de España ha dado con él, considerado el más perfecto falsificador de documentos en España.



Los policías que le seguían la pista desde agosto de 2017 no ocultaban hoy su satisfacción ante los periodistas al dar cuenta de los detalles de la Operación Chacal, que ya tiene en la prisión madrileña de Soto del Real a Néstor, al que califican como un auténtico artesano del documento falso hasta para quienes, como ellos, tienen que descubrir el plagio.

Aunque cada cierto tiempo mudaba su laboratorio, el último que había instalado y que ha sido desmantelado pasaba desapercibido en un edificio de oficinas de Rivas Vaciamadrid como negocio dedicado a la impresión, algo que hacía a destajo con todo tipo de documentos.

Muestra de su perfección en la copia es la maquinaria profesional que empleaba: dos grabadores láser CNC, maquinaria para realizar cortes en material plástico en alta velocidad, seis impresoras de sublimación digital para imprimir fondos de seguridad, dos prensas de impresión tampográfica y termográfica, dos escáneres, seis impresoras láser y tres equipos informáticos de última generación.



Junto a Néstor, cerebro y ejecutor de todas las falsificaciones, han sido detenidos su hijo, un empleado que hacía las funciones de técnico de mantenimiento de la maquinaria y otras nueve personas, los intermediarios que, además, integraban su círculo de confianza encargado de gestionar los encargos, los pagos y las entregas de los documentos.



Los investigadores definen al principal detenido como un hombre meticuloso -daba instrucciones muy precisas de cómo tenían que mandarle las fotos o las firmas- y también autodidacta, aunque con conocimientos o dedicación en alguna etapa de su vida como impresor. Pero por encima de todo, hablan de él como un perfeccionista "apasionado" con su trabajo, hasta el punto de que cuando fue detenido él mismo explicaba a los policías cómo hacía la falsificación porque había ingeniado hasta técnicas de secado de la tinta.

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