El Gobierno busca minimizar el impacto de la reunión de Macri y el Papa

Francisco sólo lo recibió 22 minutos en el Vaticano y se lo vio muy serio. La canciller justificó con que el Presidente “no abunda en palabras”. El jefe de Gabinete insistió en que se abre “una nueva etapa”.



El tiempo y los gestos: 22 minutos de reunión privada y expresión adusta para las imágenes públicas. El corto y frío encuentro que tuvieron el presidente Mauricio Macri y el Papa Francisco el sábado en el Vaticano generó un fuerte rebote político en nuestro país. Sobre todo, impactó dentro del Gobierno nacional, desde donde ayer buscaron minimizar la mirada crítica de la visita. Lo hicieron las dos máximas autoridades que, a priori, parecen las indicadas para opinar del tema: el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la canciller, Susana Malcorra. Ambos acompañaron al mandatario en la gira.

“El encuentro fue muy bueno, y cubrió todas las cuestiones que esperábamos”, arrancó Malcorra en un comunicado de su cartera que recogió declaraciones radiales. Y especificó: “Hablaron del terrorismo, el narcotráfico, la pobreza y la inequidad, y también hablaron mucho de la unión de los argentinos”. Consultada sobre uno de los puntos más sensibles de la jornada del sábado, los 22 minutos de la reunión, la canciller justificó ante la prensa: “El Presidente es un hombre que no abunda en palabras. Me sorprende que el cronómetro mida la eficiencia o no, o la satisfacción o no, de la reunión”.

Peña, en tanto, eligió su plataforma preferida de comunicación, la red social Facebook, para realzar la reunión y despegarse también del análisis que tuvo el encuentro. El jefe de Gabinete publicó una carta titulada “El Papa es de todos”. Tras recordar su emoción personal durante la visita, que lo hizo perder “la noción del tiempo y los detalles”, contó que “al salir empezamos a ver interpretaciones sobre si había durado mucho o poco, si había sonreído más o menos, y ahí uno empieza a pensar lo difícil que somos a veces como país”. Y después de calificar al Papa como “el hombre más importante que haya surgido de nuestras tierras”, se preguntó: “¿Qué nos pasa a los argentinos que tenemos que atacar a aquellos que logran cosas increíbles?”.

“El Papa no es un dirigente político argentino. Tenemos que entender eso. No es ni kirchnerista ni de Cambiemos. No es más amigo de uno o de otro. Es el Papa. Su misión excede ampliamente las divisiones de la política argentina”, concluyó y habló de la apertura de una “nueva etapa”.

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