Miles de catalanes se congregaron este domingo en Barcelona bajo el lema "Referéndum es democracia" en respaldo de la consulta secesionista convocada para el 1 de octubre por el gobierno catalán, una decisión que el Ejecutivo español asegura que impedirá por ilegal.
Aunque mucho menos multitudinaria que en otras ocasiones, la manifestación llenó la plaza de Puig i Cadafalch, junto a la famosa fuente de Montjuïc de Barcelona, donde bajo un sol abrazador- 29 grados- unas 40 mil personas -según fuentes del gobierno- se reunieron para apoyar la vía unilateral de secesión entre gritos de "¡Inde, inde, independencia!".
"Hoy estamos aquí para dejar en claro que el próximo 1 de octubre votaremos aunque el Estado español no quiera", aseguró el famoso técnico de fútbol Pep Guardiola, quien cargó con el peso político del acto al leer el manifiesto de la concentración.
"Hemos intentado celebrar este referéndum hasta 18 vences y la respuesta del Estado siempre ha sido no", añadió el ex director técnico del Barcelona y actual del Manchester City, que pronunció su discurso en catalán, castellano e inglés.
Con Guardiola como vocero, los independentistas catalanes acusaron al gobierno español del conservador Mariano Rajoy de "poner en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI".
Ademas, reclamaron "ayuda" internacional para enfrentar "los abusos de un Estado autoritario".
La concentración fue convocada por las mismas organizaciones de la sociedad civil que en los últimos años estuvieron detrás de las grandes movilizaciones a favor de la independencia: la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI).
Se trata del primer acto y muestra de fuerza del independentismo catalán desde que el presidente catalán, Carles Puigdemont, anunció el pasado viernes la fecha y la pregunta del referéndum de secesión con el que su gobierno pretende romper con España.
El líder independentista llamó a los catalanes a votar el 1 de octubre de 2017 para responder si quieren que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república.
Tras el anuncio, el gobierno español reiteró que el referéndum de secesión no se llevará a cabo porque es inconstitucional.
Puigdemont sólo hizo un anunció y no dejó por escrita ninguna constancia de su decisión, con lo que el gobierno español se limitó a censurar su actitud y reiterar que cualquier acto contrario a la ley será contestado a nivel judicial.
Sin embargo, no está claro cómo se evitará que Puigdemont ponga las urnas de la misma forma que lo hizo el ex presidente catalán Artur Mas el 9 de noviembre de 2014, cuando Cataluña votó en una consulta simbólica de secesión.
En esa ocasión, la consulta también había sido prohibida, pero Rajoy dejó que se celebrara para evitar una respuesta desmedida que tuviese una repercusión negativa para su gobierno.
Sin embargo, esta vez, al tratarse de un desafío claro y abierto, el líder conservador no correrá ese riesgo, según coinciden fuentes del gobierno y la oposición.
Artur Mas fue inhabilitado por celebrar la consulta del 9N y Puigdemont podría ser suspendido por avanzar en la misma dirección.
Aunque mucho menos multitudinaria que en otras ocasiones, la manifestación llenó la plaza de Puig i Cadafalch, junto a la famosa fuente de Montjuïc de Barcelona, donde bajo un sol abrazador- 29 grados- unas 40 mil personas -según fuentes del gobierno- se reunieron para apoyar la vía unilateral de secesión entre gritos de "¡Inde, inde, independencia!".
"Hoy estamos aquí para dejar en claro que el próximo 1 de octubre votaremos aunque el Estado español no quiera", aseguró el famoso técnico de fútbol Pep Guardiola, quien cargó con el peso político del acto al leer el manifiesto de la concentración.
"Hemos intentado celebrar este referéndum hasta 18 vences y la respuesta del Estado siempre ha sido no", añadió el ex director técnico del Barcelona y actual del Manchester City, que pronunció su discurso en catalán, castellano e inglés.
Con Guardiola como vocero, los independentistas catalanes acusaron al gobierno español del conservador Mariano Rajoy de "poner en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI".
Ademas, reclamaron "ayuda" internacional para enfrentar "los abusos de un Estado autoritario".
La concentración fue convocada por las mismas organizaciones de la sociedad civil que en los últimos años estuvieron detrás de las grandes movilizaciones a favor de la independencia: la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI).
Se trata del primer acto y muestra de fuerza del independentismo catalán desde que el presidente catalán, Carles Puigdemont, anunció el pasado viernes la fecha y la pregunta del referéndum de secesión con el que su gobierno pretende romper con España.
El líder independentista llamó a los catalanes a votar el 1 de octubre de 2017 para responder si quieren que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república.
Tras el anuncio, el gobierno español reiteró que el referéndum de secesión no se llevará a cabo porque es inconstitucional.
Puigdemont sólo hizo un anunció y no dejó por escrita ninguna constancia de su decisión, con lo que el gobierno español se limitó a censurar su actitud y reiterar que cualquier acto contrario a la ley será contestado a nivel judicial.
Sin embargo, no está claro cómo se evitará que Puigdemont ponga las urnas de la misma forma que lo hizo el ex presidente catalán Artur Mas el 9 de noviembre de 2014, cuando Cataluña votó en una consulta simbólica de secesión.
En esa ocasión, la consulta también había sido prohibida, pero Rajoy dejó que se celebrara para evitar una respuesta desmedida que tuviese una repercusión negativa para su gobierno.
Sin embargo, esta vez, al tratarse de un desafío claro y abierto, el líder conservador no correrá ese riesgo, según coinciden fuentes del gobierno y la oposición.
Artur Mas fue inhabilitado por celebrar la consulta del 9N y Puigdemont podría ser suspendido por avanzar en la misma dirección.
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