Los locales se pusieron en ventaja en el primer minuto de juego pero la "Pulga" lo dio vuelta con un triplete.
Argentina y Lionel Messi, esa mezcla indisoluble que solamente se permite la magnificencia del crack rosarino, se clasificaron esta noche en la altura de Quito al Mundial de Rusia 2018 en la última fecha de la eliminatoria sudamericana, después de vencer 3 a 1 a Ecuador con tres goles de "Lío" que lo afirmaron en el pedestal de la historia del fútbol argentino.
Nunca un jugador puede ser más importante que el seleccionado argentino en su conjunto, pero Messi, como alguna vez Diego Maradona, es el privilegiado que más se acerca a la potencialidad de esos dos nombres propios.
Es que Argentina llegó a este compromiso final fuera de nómina para ir a Rusia, en el sexto lugar, y cuando la posibilidad de quedarse sin Mundial como en México '70 estaba corporizándose, apareció la magia de "Lío" para evitar el final anticipado de esta Generación Messi que ya se ganó su lugar en la historia.
Y para que todo tuviera un oropel épico, que apenas superado el medio minuto de partido los ecuatorianos se pusieran en ventaja tras las dudas de Javier Mascherano y Gabriel Mercado, con un tanto convertido por un Romario que no es el "Chapulín" brasileño sino el Ibarra de Atuntaqui, resultó casi premonitorio.
Es que Argentina resultó un equipo largo, jugando con pelotazos en los primeros cinco minutos, abonando al desconcierto ese gol a los 37 segundos, el segundo más tempranero de la historia de las eliminatorias después del convertido por el brasileño Willian a los 36, en 2015.
Pero después Argentina se empezó a afirmar a partir de Enzo Pérez del medio hacia la izquierda y Eduardo Salvio por derecha y por afuera.
Con eso le alcanzó a Argentina para hacer pie en el medio ante una defensa que no ofrecía garantías, sobre todo en los mencionados Mascherano y Mercado.
Pero la diferencia empezó a marcarla arriba y por izquierda con los encuentros entre un Ángel Di María que casi no juega de entrada y un Messi "barcelonesco", que llegó al empate convirtiendo casi debajo del arco como suele hacerlo en el gigante catalán.
Y después fue "Lío" el que se cargó el equipo al hombro para, en otra acción en la que pivoteó Darío Benedetto en la acción previa, cumpliendo el delantero boquense con un rol sacrificado pero efectivo, poner el 2-1 clasificatorio con un zurdazo al ángulo.
Argentina y Lionel Messi, esa mezcla indisoluble que solamente se permite la magnificencia del crack rosarino, se clasificaron esta noche en la altura de Quito al Mundial de Rusia 2018 en la última fecha de la eliminatoria sudamericana, después de vencer 3 a 1 a Ecuador con tres goles de "Lío" que lo afirmaron en el pedestal de la historia del fútbol argentino.
Nunca un jugador puede ser más importante que el seleccionado argentino en su conjunto, pero Messi, como alguna vez Diego Maradona, es el privilegiado que más se acerca a la potencialidad de esos dos nombres propios.
Es que Argentina llegó a este compromiso final fuera de nómina para ir a Rusia, en el sexto lugar, y cuando la posibilidad de quedarse sin Mundial como en México '70 estaba corporizándose, apareció la magia de "Lío" para evitar el final anticipado de esta Generación Messi que ya se ganó su lugar en la historia.
Y para que todo tuviera un oropel épico, que apenas superado el medio minuto de partido los ecuatorianos se pusieran en ventaja tras las dudas de Javier Mascherano y Gabriel Mercado, con un tanto convertido por un Romario que no es el "Chapulín" brasileño sino el Ibarra de Atuntaqui, resultó casi premonitorio.
Es que Argentina resultó un equipo largo, jugando con pelotazos en los primeros cinco minutos, abonando al desconcierto ese gol a los 37 segundos, el segundo más tempranero de la historia de las eliminatorias después del convertido por el brasileño Willian a los 36, en 2015.
Pero después Argentina se empezó a afirmar a partir de Enzo Pérez del medio hacia la izquierda y Eduardo Salvio por derecha y por afuera.
Con eso le alcanzó a Argentina para hacer pie en el medio ante una defensa que no ofrecía garantías, sobre todo en los mencionados Mascherano y Mercado.
Pero la diferencia empezó a marcarla arriba y por izquierda con los encuentros entre un Ángel Di María que casi no juega de entrada y un Messi "barcelonesco", que llegó al empate convirtiendo casi debajo del arco como suele hacerlo en el gigante catalán.
Y después fue "Lío" el que se cargó el equipo al hombro para, en otra acción en la que pivoteó Darío Benedetto en la acción previa, cumpliendo el delantero boquense con un rol sacrificado pero efectivo, poner el 2-1 clasificatorio con un zurdazo al ángulo.
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