Histórico: China posó una sonda en la inexplorada cara oculta de la Luna

El pujante programa espacial de China logró un hito histórico ayer: un alunizaje en la llamada cara oculta de la Luna.

Solo tres países –EE. UU., la desaparecida Unión Soviética y, más recientemente, China– han enviado naves espaciales al lado más próximo del satélite, visible desde la Tierra, pero ninguna sonda ni ningún módulo de exploración se había posado nunca antes en la superficie de la cara oculta de la Luna.

La Administración Espacial Nacional China dijo que el alunizaje del explorador lunar Chang’e 4 ha “abierto un nuevo capítulo en la exploración humana de la Luna”. “Logramos un resultado extremadamente preciso. El alunizaje fue suave y en un lugar ideal, en el centro de la zona seleccionada”, declaró el ingeniero de la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) Sun Zezhou, jefe de la misión El nombre Chang’e proviene de una diosa china que, según la leyenda, vivió en la luna durante milenios. Una imagen tomada a las 11:40 enviada a la Tierra muestra un pequeño cráter y una superficie árida que parece estar iluminada por la luz de la propia nave.

Esta es la segunda vez que China envía un módulo para explorar la superficie lunar después del Yutu (”Conejo de Jade”) en 2013, que permaneció activo durante 31 meses.

El alunizaje pone el foco sobre las crecientes ambiciones de China frente a sus rivales EE.UU., Rusia y Europa en el espacio, además de consolidar la posición del gigante asiático como una potencia regional y global.

China invierte miles de millones en su programa espacial, dirigido por el ejército. Ha colocado satélites en órbita para desarrollos internos (observación de la Tierra, telecomunicaciones o el sistema de geolocalización Beidou) o para otros países.

También espera enviar un robot a Marte y humanos a la Luna. “Estamos forjando una potencia del espacio. En ese proceso, podemos decir que el acontecimiento de hoy es particularmente simbólico”, declaró el ingeniero de la CNSA Wu Weiren, jefe del programa lunar chino.

“La tecnología espacial china está todavía por detrás de la de Occidente, pero con el aterrizaje en la cara oculta de la Luna, hemos avanzado hacia el frente”, señaló Hou Xiyun, profesor en la escuela de Astronomía y Ciencia Espacial de la Universidad de Nanjing.

Según Hou, China tiene a Marte, Júpiter y los asteroides en su punto de mira. Estados Unidos es el único país que consiguió llevar con éxito a un hombre al satélite, aunque China está considerando también una misión tripulada.

Hasta el de ayer, todos los alunizajes tuvieron lugar en la cara visible de la Luna, la más cercana a la Tierra, que está siempre orientada hacia nuestro planeta.

La cara oculta de la Luna también recibe el nombre de “lado oscuro”, pero es inapropiado, ya que la luz solar baña toda la superficie del satélite. La cara oculta es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que la faz visible dispone de numerosas superficies planas.

Uno de los mayores desafíos es comunicarse con el robot lunar. Como la cara oculta está orientada en sentido opuesto a la Tierra, no hay una “línea de visión” directa para transmitir señales.

La misión china hacia el lado oculto de la Luna fue monitoreada desde la estación del espacio lejano ubicada en cercanías de Bajada del Agrio, en Neuquén. La antena de la polémica tuvo su redención ayer al participar de un acontecimiento histórico para la comunidad científica con unos 20 técnicos e ingenieros que supervisaron el alunizaje desde la precordillera neuquina.

“Esto nos sitúa dentro de un grupo muy pequeño de países que colaboran en misiones espaciales”, destacó ayer la secretaria de Gestión Pública de la provincia, María Alejandra Di Crocco.

Señaló que la agencia china CLTC informó en los últimos días que la estación estaba “activa monitoreando la misión” aunque es la Conae el organismo que controla la actividad de la base, como contraparte del acuerdo firmado entre ambos países.

La funcionaria sostuvo ayer que “la función de la antena siempre estuvo clara”, pese a las críticas que había recibido. “Nunca tuvimos dudas de la actividad científica del lugar”, aseguró.

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