De visita en Nápoles, el pontífice pidió "no ceder a la tentación del dinero fácil y de los ingresos deshonestos"; "Es pan para hoy y hambre para mañana", sostuvo
"La corrupción apesta, la sociedad corrupta apesta, como apesta un animal muerto, y un cristiano que deja entrar adentro suyo a la corrupción no es un cristiano, apesta".
Desde el barrio de Scampia, en la periferia norte de Nápoles y símbolo de todos los males que aquejan a esta ciudad del empobrecido sur de Italia, Francisco lanzó hoy un fuerte mensaje contra la ilegalidad.
Rodeado de niños que antes se habían sacado selfies con él, que como siempre conquistó a la multitud saliéndose del protocolo, el Papa habló así después de escuchar el testimonio de una mujer filipina, un trabajador y un juez, en un palco montado a pocos metros de "Le Vele", el complejo de edificios símbolo de la degradación y criminalidad de este barrio.
Luego de asegurar que los migrantes "no son seres humanos de segunda clase", sino que "todos somos migrantes" y de denunciar que es grave que más del 40 por ciento de los jóvenes esté sin trabajo, culpa de "un sistema económico que descarta", el Papa fustigó a la corrupción como origen de todos los males.
"Pero díganme, si nosotros les cerramos la puerta a los migrantes, le sacamos el trabajo y la dignidad a la gente ¿cómo se llama esto?", preguntó, saliéndose del discurso que tenía preparado. "Se llama corrupción y todos nosotros tenemos la posibilidad de ser corruptos, ninguno de nosotros puede decir «yo nunca seré corrupto». ¡No! Es una tentación, es caer hacia los negocios fáciles, hacia la delincuencia, hacia la explotación de las personas", clamó, aludiendo a cómo suele meterse en estos sitios la criminalidad organizada.
"¡Cuánta corrupción hay en el mundo!", siguió, al destacar que se trata de una "palabra fea porque una cosa corrupta es una cosa sucia".
"¡La corrupción apesta! ¡La sociedad corrupta apesta! ¡Un cristiano que deja entrar adentro suyo la corrupción, no es cristiano, apesta!", agregó, y provocó cataratas de aplausos entre las miles de personas de Scampia, barrio marcado por la desidia y bastión de la mafia napolitana.
"La corrupción apesta, la sociedad corrupta apesta, como apesta un animal muerto, y un cristiano que deja entrar adentro suyo a la corrupción no es un cristiano, apesta".
Rodeado de niños que antes se habían sacado selfies con él, que como siempre conquistó a la multitud saliéndose del protocolo, el Papa habló así después de escuchar el testimonio de una mujer filipina, un trabajador y un juez, en un palco montado a pocos metros de "Le Vele", el complejo de edificios símbolo de la degradación y criminalidad de este barrio.
Luego de asegurar que los migrantes "no son seres humanos de segunda clase", sino que "todos somos migrantes" y de denunciar que es grave que más del 40 por ciento de los jóvenes esté sin trabajo, culpa de "un sistema económico que descarta", el Papa fustigó a la corrupción como origen de todos los males.
"Pero díganme, si nosotros les cerramos la puerta a los migrantes, le sacamos el trabajo y la dignidad a la gente ¿cómo se llama esto?", preguntó, saliéndose del discurso que tenía preparado. "Se llama corrupción y todos nosotros tenemos la posibilidad de ser corruptos, ninguno de nosotros puede decir «yo nunca seré corrupto». ¡No! Es una tentación, es caer hacia los negocios fáciles, hacia la delincuencia, hacia la explotación de las personas", clamó, aludiendo a cómo suele meterse en estos sitios la criminalidad organizada.
"¡Cuánta corrupción hay en el mundo!", siguió, al destacar que se trata de una "palabra fea porque una cosa corrupta es una cosa sucia".
"¡La corrupción apesta! ¡La sociedad corrupta apesta! ¡Un cristiano que deja entrar adentro suyo la corrupción, no es cristiano, apesta!", agregó, y provocó cataratas de aplausos entre las miles de personas de Scampia, barrio marcado por la desidia y bastión de la mafia napolitana.
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